Actividades para hacer con niños y niñas de 4 a 11 años

JUGANDO A SER HORTICULTORES/AS

JUGANDO A SER HORTICULTORES/AS

JUGANDO A SER HORTICULTORES/AS – Introducción
Vivimos en una sociedad cada vez más urbanizada en la que es difícil observar los procesos de crecimiento natural de plantas y hortalizas o los cambios de estaciones. Igualmente, en las tiendas adquirimos toda la variedad de productos sean o no de temporada, lo que nos aleja de una forma de vida en concordancia e interacción con el medio ambiente.

Si bien los huertos han sido considerados como una forma de ahorro en la alimentación familiar, actualmente esta actividad está asociada al ocio y la calidad de vida. Además, no es necesario poseer una gran extensión de tierra para aprender cómo hacer un huerto y ver crecer plantas y frutos. Basta una jardinera en un balcón o un pequeño trozo de jardín para experimentar el placer de cultivar y recolectar hortalizas y verduras bien frescas.

Sin duda los beneficios son múltiples para la salud, no sólo por el consumo de alimentos frescos y naturales, sino porque el trabajo y contacto con la tierra es un ejercicio sano para toda la familia. Además, esta actividad también nos brinda la oportunidad de aprender y enseñar a nuestros/as hijos/as valores, conocimientos y habilidades.

¿Qué podemos conseguir?
1. Crear un proyecto familiar conjunto, divertido y educativo.
2. Fomentar el trabajo en equipo y la toma de responsabilidad.
3. Educar en valores respetuosos con el medio ambiente.
4. Aumentar los conocimientos acerca del proceso de cultivo, cuidado y recolección en las diferentes estaciones del año.
5. Motivar al consumo de todo tipo de hortalizas y vegetales.

Materiales y recursos
Para empezar a montar un huerto es necesario:

  • Unas cajas de madera, de mimbre o unos maceteros, y acondicionarlos en caso necesario con un forro de plástico.

  • Una pequeña pala.

  • Una regadera.

  • Guantes.

  • Tierra.

  • Semillas o planteros.

Cualquier cuestión relativa a la preparación de la actividad se puede aprovechar para compartir un tiempo juntos. Podemos ir a recoger las cajas a un supermercado, comprar las herramientas, decorar los maceteros o cajas, confeccionar el calendario de siembra, crear nuestros propios planteros y luego trasplantarlos, cocinar lo que recolectemos, etc.

La implicación en todo el proceso nos va a hacer disfrutar mucho más.

¿Cómo lo hacemos?
Para poder crear un huerto casero, lo primero es decidir cuál será la mejor ubicación, en función de que exista espacio disponible y una orientación con posibilidad de unas horas de sol diarias.

En segundo lugar, si no disponemos de un terreno abierto, se buscarán los recipientes más adecuados para realizar la siembra, se pueden utilizar cajas, maceteros o cualquier otro recipiente. Esta opción va a requerir una mayor dedicación tanto en el riego como en el abonado de la tierra que si estuviésemos en el campo.

A continuación, se decidirá qué verduras y hortalizas plantar. Puede ser útil disponer de un calendario anual de siembra para saber qué se puede plantar en cada época, y en función de este ir creando y modificando los cultivos. Además, según el mes en que iniciemos el proyecto será más conveniente plantar en semilla o en plantero. Será importante contar con los gustos de toda la familia, pero también tendremos que tener en cuenta el tamaño de las plantas y de sus frutos, y el espacio de que disponemos para hacer la elección.

Finalmente, una vez tengamos todo el material y hayamos decidido entre todos qué plantar, sólo queda empezar a trabajar la tierra, hacer los surcos, plantar y regar. ¡Y a esperar a que nuestro huerto nos de señales de vida! Con el tiempo y el cuidado de nuestro particular huerto veremos las plantas crecer, echar flor y cómo éstas se convierten en pequeños frutos hasta que hayan crecido lo suficiente para que nos los podamos comer.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
Desde luego ésta es una actividad muy abierta, en la que lo más importante va a ser la implicación y compromiso de todos en la creación de algo vivo. De todas formas, si el resultado no es el esperado, o no disponemos de espacio suficiente, o no nos motiva el tema de cultivar, existen alternativas:
– crear un jardín con plantas ornamentales,
– o cultivar en pequeñas macetas plantas aromáticas para uso culinario.

Estas elecciones estarán en función de las motivaciones de cada familia. También podemos complementar esta actividad con otras como:
– compartir con amigos y familiares nuestros logros, bien sea invitándoles a degustar alguno de nuestros productos naturales, o bien regalando alguna flor o planta de nuestro jardín.
– preguntar a miembros de la comunidad o a familiares que hayan tenido huerto cómo hacerlo y aprovechar sus conocimientos, disfrutar de la interacción con ellos e incluso visitarles en caso de que tengan huertos en activo.

Además, puede ser una actividad de duración variable en función de las necesidades, tiempo y motivación de la familia:
– cultivar únicamente en temporada, aprovechando los meses más productivos,
– o cultivar durante todo el año eligiendo lo más adecuado para cada estación.

¿Qué dificultades podemos encontrar?
Se trata de una actividad ilimitada en el tiempo, muy indicada para hacer en familia, con grandes posibilidades de renovación, ampliación y variedades. Pero requiere de planificación y unos mínimos conocimientos para iniciarla. De todas formas, lo más importante serán las ganas y voluntad para llevarla a cabo.

COMPARTIR LA COCINA

COMPARTIR LA COCINA

COMPARTIR LA COCINA – Introducción
La cocina puede convertirse en un lugar muy interesante para niños y niñas. Convertir un puñado de ingredientes en un sabroso plato para la cena puede resultar una auténtica aventura. Como si de un acto de magia se tratase podemos enseñarles pequeños trucos para elaborar platos sencillos y agradar así a familiares y amistades. A partir de los 3-4 años de edad la psicomotricidad fina está lo suficientemente desarrollada como para comenzar a echar una manita en la cocina y, a edades más avanzadas, pueden ser unos ayudantes perfectos hasta llegar a convertirse en sus propios jefes y jefas de cocina cuando sean más mayores.

Niños y niñas pueden descubrir el placer asociado de la cocina, e incluso si son reacios a comer pueden comenzar a interesarse por comer sus propios platos. Así como aprender a jugar se aprende jugando, aprender a comer se aprende cocinando. Además, los beneficios son múltiples: desarrollar la psicomotricidad fina y la creatividad, despertar los sentidos, aprender algo de física, matemáticas y ciencias naturales, valorar la experiencia de cocinar con cariño para otros, y sobre todo aprender a trabajar en equipo.

¿Qué podemos conseguir?
1. Convertir la cocina en un espacio compartido de disfrute para todos los miembros de la familia.
2. Desarrollar habilidades de psicomotricidad fina y culinarias en niños y niñas.
3. Enseñar conocimientos importantes relacionados con la alimentación.
4. Fomentar valores de cooperación y salud a través de la alimentación

Materiales y recursos:
🍽️Cada cocina tendrá todo lo necesario para desarrollar un buen taller de cocina. Sin embargo, recomendamos tener cuchillos y tijeras con poco filo y recipientes de plástico en lugar de vidrio para que manejen los niños.
🍽️ Los recursos imprescindibles serán los conocimientos culinarios previos y las miles de recetas fáciles que se pueden encontrar en libros y páginas web.

¿Cómo lo hacemos?
Cada receta que elijamos nos proporcionará unos pasos sencillos a seguir. En esta sección os proporcionamos algunas ideas organizativas:
– Seleccionar juntos y preparar entre todos también los ingredientes necesarios.
– Buscar unos buenos delantales porque nos mancharemos (por ejemplo, camisetas viejas grandes)
– Repartir los roles: reservándonos el título de chef, podemos nombrar a los y las pinches con nombres divertidos (Pietro el/la chef número 1, Piculina el/la chef número 2, etc.).
– Repartir tareas: el/la chef hará todo aquello que implique usar cuchillos o fuego mientras que los/las pinches lavarán, pelarán y cortarán con tijeras, mezclarán y añadirán, decorarán y servirán, etc.
– Explicar a los pinches los pasos, las características de los alimentos y resolverles todas las preguntas que seguramente plantearán.
– Poner una buena música y ¡manos a la masa!
– No olvidéis recoger y limpiar la cocina entre todos.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
Esta actividad se puede desarrollar en combinación con otras que le dan un mayor sentido y contenido educativo:
– Ir al mercado previamente para adquirir los ingredientes es un momento ideal para enseñar a niños y niñas cuándo el pescado está fresco, qué carne es más sana y qué frutas son de temporada y están maduras.
– Preparar conservas (mermeladas, tomate frito, atún en escabeche, anchoas, etc.) y otros alimentos (pan, salsas, repostería, etc.) en lugar de comprarlos ya elaborados y explicarles por qué esta opción puede ser más económica y sana.
– Invitar a un familiar o amistad amigo de la familia a que sea el/la chef un día y nos enseñe a preparar su especialidad. Es un momento interesante para estrechar lazos afectivos entre niños y niñas y personas adultas importantes.
– Combinar con otras actividades como cultivar el huerto familiar (cocinaremos aquello que hemos cultivado), salir al aire libre (prepararemos previamente el picnic y así repartiremos las tareas) o preparar fiestas familiares (compartiremos con los invitados nuestras creaciones culinarias).

¿Qué dificultades podemos encontrar?
La cocina es un espacio de la casa en el que pueden darse algunos accidentes caseros si no estamos atentos. Por tanto, esta actividad exige una especial supervisión por parte de una persona adulta “chef”. Es fácil pensar “preparo la tortilla del picnic más rápido yo solo”, pero hacer el esfuerzo de hacerlo con nuestros hijos e hijas en momentos especiales conlleva unos beneficios importantes por los que merece la pena tener un poco de paciencia.

AL AIRE LIBRE

AL AIRE LIBRE

AL AIRE LIBRE – Introducción
Las salidas a la naturaleza en cualquiera de sus formatos (excursiones de un día, senderismo, deportes al aire libre, viajes de vacaciones al mar o a la montaña, etc.) constituyen una forma de ocio muy completa ya que proporcionan oportunidades de desarrollarlo en varias de sus dimensiones: lúdica, deportiva y ecológica.

Por un lado, el contacto con la naturaleza y las prácticas de ocio que se derivan de éste implican beneficios semejantes al juego porque es un ocio reparador que distrae y divierte a aquellos/as que lo practican. Por otro lado, también proporciona la oportunidad de tener experiencias gratificantes a través de la práctica reglada de un deporte o de la actividad física no reglada. Finalmente, las situaciones de encuentro en entornos naturales producen también satisfacción por el disfrute que produce la contemplación y conocimiento respetuoso del medio natural.

Los beneficios son evidentes a nivel de salud física, pero también psicológica y social mediante el encuentro con familiares y amistades en un ambiente distendido. Así, las actividades al aire libre repercuten en el bienestar de todos los miembros de la familia.
Y es un ámbito óptimo para desarrollar el ocio familiar porque es una experiencia que rompe con la rutina cuando uno se aleja de la ciudad, que implica descanso, tranquilidad, disfrute y diversión a través de la admiración del medio ambiente.

¿Qué podemos conseguir?

1. Compartir un tiempo de ocio en familia fuera de la rutina diaria y al aire libre.
2. Estimular el interés y el gusto por el deporte y la actividad física como medio para
mantener una vida saludable.
3. Incorporar en el ocio de la familia a familiares y amistades o desarrollar nuevas relaciones sociales.
4. Desarrollar en toda la familia valores medioambientales y una ética respetuosa con el
mundo natural.

Materiales y recursos:
Para hacer actividades al aire libre se necesitan pocos materiales, las ganas de andar, correr y brincar, suelen ser suficientes. Aun así, recomendamos algunas cosas que pueden resultar obvias pero que es interesante recordar resaltando su utilidad para optimizar el desarrollo de las actividades al aire libre:

  • Mapas de carreteras o de senderos y planos de ciudades: además de ser muy útiles para saber por dónde vamos a los sitios, es muy interesante que enseñemos a niños y niñas a utilizarlos cuanto antes e incluso, mapa en mano, nombrarlos ¡jefes de la expedición!

  • Bebidas y comida: la actividad al aire libre siempre abre el apetito y, además, en las comidas campestres todo sabe más rico… más aún si la comida la hemos preparado todos juntos.

  • Mantas para jugar y echarnos sobre el suelo: además de servir para hacer una siesta en verano, con ellas podremos jugar a algunos juegos como lanzar cosas al aire o tumbarnos a mirar las formas de las nubes.

  • Ropa cómoda o deportiva: que no se nos olvide llevar siempre algo de recambio y de abrigo.

  • Parques urbanos, parques naturales, zonas de recreo y esparcimiento, mares y montañas, todas estas cosas nos las proporcionará la generosa naturaleza. Las opciones son infinitas.

Y a continuación os proporcionamos algunas ideas para divertirse al aire libre:

  • En el coche

¿Por qué no comenzamos ya a jugar en el trayecto? Podemos sacarle el mejor partido al viaje que hagamos con sencillos juegos tradicionales en los que todos podemos divertirnos mucho. Podemos jugar al “veo veo”, al “adivina adivinanza”, a nombrar las cosas que vemos con las letras del abecedario, a adivinar formas en las nubes, a “piedra, papel o tijera”, a decir una palabra comenzando con la letra de la palabra anterior, etc. ¡Más ideas en la bibliografía!

  • En el parque

El parque es un lugar que invita a correr entre los árboles, a tumbarse en el suelo y a imaginar mil aventuras. Podemos jugar con nuestros hijos e hijas al “escondite”, al “tú la llevas”, a “un, dos, tres, congelados”, a la “zapatilla por detrás”, a mantear una pelota, a pasar por un túnel que formamos con las piernas, a estar tumbados y pasar por encima con las manos al primero de la fila, a buscar nuestro árbol favorito, a la “sillita de la reina”, a la “gallinita ciega”… y las personas adultas pueden disfrutar tanto como las pequeñas.

  • Deportes

Los deportes al aire libre y en familia suelen tener un carácter más lúdico que competitivo y podemos englobar su práctica en el sentido de desarrollar una actividad física saludable. Algunas ideas son, por ejemplo, nadar y hacer juegos acuáticos en verano, jugar en equipos de forma cooperativa en carreras de relevos, organizar gymkanas o jugar partidos de fútbol, baloncesto, vóley, etc. de carácter amistoso. Lo importante es fomentar la colaboración y adecuar la intensidad del ejercicio a las posibilidades físicas de cada miembro de la familia.

  • De excursión

Organizar excursiones es una actividad muy apropiada para colaborar entre todos los miembros de la familia repartiendo tareas (unos preparan la comida, otros buscan información y diseñan la excursión, otros organizan las cosas que hay que llevar, etc.). También es una ocasión inmejorable para incluir en el ocio de la familia a otros miembros de la familia (tíos/as, primos/as, etc) o incluso a las familias de las amistades de hijos e hijas.
La combinación entre senderismo, comida campestre y algo de turismo rural puede ser perfecta. En la bibliografía podréis encontrar algunos recursos especializados en libros y webs de información sobre cientos de excursiones para realizar en familia con niños/as pequeños/as.

  • De vacaciones al mar o a la montaña

Tanto si vamos de camping como si nos alojamos en establecimientos hosteleros, las vacaciones es uno de los momentos clave de ocio en familia que nos permiten pasar todo el tiempo juntos. Con un poco de organización podemos conseguir que sea una experiencia inolvidable, lo fundamental es que todos los miembros de la familia participen en su organización y tengan tareas especiales asignadas que les permitan sentirse protagonistas de ese tiempo de descanso y disfrute. Hay una gran cantidad de cosas que pueden hacer niños y niñas: pensar en el lugar, preparar las cosas que quieren llevar,
encargarse de los mapas, tomar fotos, recoger documentos para el diario familiar de las vacaciones, etc. ¡No todo tienen que hacerlo los progenitores!

¿Cómo lo hacemos?
Cada una de las propuestas que hemos planteado tiene su propia manera de hacerse.
Sin embargo, todas tienen en común que son ideas sencillas de llevar a la práctica. Eso sí, requieren algunos ingredientes fundamentales:

  • Tiempo: es lo más importante, tenerlo, buscarlo y dedicarlo a salir a la naturaleza. Realizar actividades en familia al aire libre con regularidad es un elemento clave de una vida familiar sana y satisfactoria.
  • Actitud de juego: el juego en la infancia es espontáneo y como citábamos al comienzo de este bloque “los niños juegan hasta que se pone el sol”. Pero las personas adultas no tenemos que privarnos del juego libre, del jugar por jugar. Muchos estudios han indicado que el juego adulto está asociado a la salud y la felicidad.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
De nuevo, las ideas son infinitas y solo os hemos adelantado algunas que pueden ayudar a hacer más conscientes los beneficios del contacto con la naturaleza y las múltiples posibilidades que este encuentro ofrece. Hay miles de combinaciones posibles y cada salida al aire libre se convertirá en una experiencia única.

Os animamos como siempre a acudir a vuestra propia experiencia para encontrar nuevas alternativas. Por ejemplo, podría ser interesante rescatar los juegos infantiles de los progenitores o los juegos tradicionales de la zona donde estáis viviendo. Así mismo, podemos animar a nuestros/as hijos/as a que investiguen la forma en que realizaban estos juegos otros miembros de la familia de diferentes generaciones. Transmitir estos juegos es un legado además de un ahorro, ya que todos ellos son juegos de palabras o de contacto físico, que no tienen coste alguno y se adaptan a cualquier circunstancia.

¿Qué dificultades podemos encontrar?
En este caso la motivación está asegurada, salir al aire libre, de excursión o de viaje, siempre es una experiencia excitante para todos. ¡Esperamos que no encontréis más dificultades que un chaparrón o una rueda pinchada!

RINCÓN DE RECICLAJE, ARTE Y MANUALIDADES

RINCÓN DE RECICLAJE, ARTE Y MANUALIDADES

RINCÓN DE RECICLAJE, ARTE Y MANUALIDADES – Introducción

En nuestra vida cotidiana utilizamos un gran número de envases que contienen comida, papeles y plásticos que envuelven cosas, cajas de cartón que contienen más cosas y bolsas que transportan más y más cosas. Nuestra sociedad es una gran productora de envases y materiales desechables. Como ocurre con casi todas las cosas, esto puede ser un problema o una oportunidad. Será un problema para el medio ambiente y para nuestra vida si tiramos indiscriminadamente todos estos materiales a un mismo cubo de la basura o, peor aún, a un lugar inadecuado. Pero será una oportunidad si aprovechamos el acto cotidiano de tirar la basura para enseñar y responsabilizar a niños y niñas para hacerlo de la forma más respetuosa con el medio ambiente o, mejor aún, si damos una segunda oportunidad de vida útil a alguno de estos materiales.

Esta actividad toma como punto de partida el reciclaje de materiales desechables para hacer cosas con las manos: arte y manualidades. Para ello proponemos crear un espacio fijo en la casa llamado Rincón de reciclaje, arte y manualidades, donde se concentre el almacenaje y desarrollo de las actividades artísticas y manuales de la familia. Este rincón será un espacio que podrá ser frecuentado tanto por progenitores como por hijos e hijas, juntos o por separado, y al que se podrá invitar a amistades y familiares. Con esto, pretendemos crear en la casa un lugar compartido que no pertenecerá exclusivamente ni al “territorio” de niños y niñas ni al de las personas adultas.

¿Qué podemos conseguir?
1. Crear un espacio físico en la casa familiar que pueda ser lugar de encuentro y disfrute para todos.
2. Fomentar el trabajo en equipo y la toma de responsabilidad.
3. Educar en valores respetuosos con el medio ambiente.
4. Desarrollar conocimientos y habilidades manuales en nuestros/as hijos/as.

Materiales y recursos
Para crear el Rincón del reciclaje, arte y manualidades son necesarios algunos materiales:

  • Una mesa

  • Unas sillas (mejor plegables)

  • Una estantería

  • Cajas de cartón

  • Pinturas, rotuladores, tijeras, pegamento

  • Todo tipo de materiales desechables (envases, botes, papeles, plásticos, etc.)

Y para comenzar os proporcionamos algunas ideas que podéis hacer con las manos y, claro está, también con un poco de cabeza:

  • Cuadros

Utilizando un panel o cartón de soporte podemos ir recortando y pegando papeles a modo de collage, podemos pintar encima, añadir hilos o lanas pegados, tierra, serrín o palitos del bosque, chapas de botellas, hojas en otoño o flores en verano. Solo hay que dar rienda suelta a la propia creatividad y materializar aquello que se nos pase por la imaginación.

  • Esculturas

Cajitas, rollos de papel higiénico o de cocina, vasos de plástico, botones viejos, lanas, palitos y pinturas pueden ser los ingredientes de un robot, un monstruo fantástico o un marciano. Pondremos mucha imaginación, diversión y un aliño de cooperación para pegar las piezas.

  • Títeres

Para confeccionar unos divertidos personajes de títere podemos utilizar de nuevo infinidad de materiales en función del tipo de títere que queramos crear. Podemos empezar por los sencillos títeres de dedo utilizando pintura sobre la piel, sobre un dedo de guante viejo o sobre pequeños recipientes. Podemos continuar por títeres de guante, en los que colocamos la mano en el interior de un guante, calcetín o tela cosida, o títeres que movemos con varillas o con hilos. Os animamos a consultar las miles de opciones que hay en libros especializados y en internet. ¡Y que empiece la función! Instrumentos musicales
Unos vasos o botellas de plástico pueden convertirse en maracas, una caja de galletas puede ser un tambor, un macetero puede llegar a tam-tam y unos botes de cristal llenos de agua de colores pueden aspirar a ser xilófonos. Solo hace falta decorar al gusto y comenzar la música. De nuevo, podéis buscar más ideas en libros de manualidades y en la red.

  • Juguetes

Con un simple cartón y unas pinturas hacemos laberintos, con otro cartón y unas chapas pintadas el juego del ajedrez, con una caja grande decorada una casita con ventanas y puerta, con vasos de plástico e hilos un teléfono, con papeles de colores y varillas de madera una cometa. ¿Quién da más?

  • Adornos navideños

Podemos usar ramitas secas y hojas decoradas con pintura dorada, telas y lanas de colores para hacer cintas multicolores, papeles recortados para hacer guirnaldas y nueces decoradas para hacer las bolas navideñas.

  • Regalos para familiares y amistades

No hay límites para imaginar la cantidad de objetos que podemos hacer para regalar.
Por ejemplo: una caja decorada y llamada Caja para guardar mis cosas favoritas para la prima del pueblo, un cuaderno personalizado como Cuaderno de viajes para el/la amigo/a que se va de vacaciones o un cuadro abstracto para el/la tío/a que le gusta ir a museos. Para hacer un buen regalo no hace falta gastar dinero y además nos aseguraremos el éxito porque el regalo será ¡personalísimo!

¿Cómo lo hacemos?

Buscar el espacio: elegiremos un lugar de la casa que sea cómodo para todos los miembros de la familia. Esto depende de la casa y su distribución, pero procuraremos que no sea en el cuarto de los/as niños/as ni en el de los progenitores o en espacios donde se deba guardar mucho cuidado de no manchar. Un garaje, trastero o sala de múltiples usos puede ser lo ideal. No es necesario disponer de grandes espacios sino únicamente de reservar física y mentalmente un lugar, un rincón, preferiblemente con luz natural, para desarrollar todas estas actividades.

Preparar el Rincón de reciclaje, arte y manualidades: este ya puede ser buen un momento de “hacer cosas juntos”. Pondremos una mesa, unas sillas alrededor y cerca una pequeña estantería donde almacenaremos los materiales. En ella colocaremos cajas donde guardaremos los materiales organizados por temas. Por ejemplo, podemos empezar ya a reciclar cajas, forrándolas con papeles a modo de collage, pintándolas y colocándoles un cartelito con lo que contienen: papeles y cartones, latas y botes, plásticos, lanas e hilos, materiales de papelería, hojas y piedritas, conchas y palitos, etc. También será una buena ocasión para decorar el rincón con las primeras creaciones.

A continuación, solo nos queda recoger, clasificar, almacenar materiales y jugar un ratito cada semana a construir, decorar e inventar las ideas que os hemos dado o las miles que se os ocurrirán.

Finalmente, nos repartiremos la responsabilidad de recoger las cosas tras cada uso del rincón y además clasificaremos los materiales sobrantes para depositarlos en el contenedor adecuado.

¿Qué otras posibilidades tenemos?

Como vemos, las ideas son infinitas y sólo os hemos adelantado algunas. Hay miles de ideas más que podrán surgir de vuestra imaginación. Y si ésta se atasca, podemos buscar posibilidades en internet o en los libros de la biblioteca del barrio. Lo importante es crear el rincón, compartirlo entre todos los miembros de la familia y visitarlo regularmente: las tardes del viernes, los días de fiesta, las mañanas de los domingos. Podremos colaborar en el mismo proyecto o hacer distintas creaciones ayudándonos los unos a los otros, etc.

¿Qué dificultades podemos encontrar?

La dificultad más importante puede ser la escasez de espacio en la casa, pero insistimos en que no es necesario un gran espacio sino maximizar el pequeño espacio que podamos utilizar: sillas plegables, cajas apilables bajo la mesa en lugar de estantería o guardar los materiales en un hueco del armario pueden ser algunas soluciones.

JUEGOS DE MESA

JUEGOS DE MESA

JUEGOS DE MESA – Introducción
A partir de la infancia media, cuando niños y niñas comienzan a dominar el lenguaje y los números, los juegos de mesa pueden convertirse en un recurso excelente para pasar un tiempo de ocio en familia. Frente al juego infantil que únicamente supervisamos, los juegos de mesa suponen un disfrute asegurado para personas adultas, niños y niñas.
Además, es un tipo de juego que es adecuado para un amplio abanico de edades y, por ello, podemos calificarlo de intergeneracional.

Los juegos de mesa son una excelente combinación entre lo lúdico y lo didáctico. Los beneficios son múltiples pero podríamos resumirlos en: satisfacer necesidades de competencia y cooperación, desarrollar destrezas intelectuales como incrementar la capacidad de atención, concentración y memoria, la planificación y el razonamiento, combinar letras y números, crear nuevas reglas, calcular o aprender nuevas palabras; desarrollar habilidades de psicomotricidad fina como la escritura, el dibujo o la coordinación ojo-mano; desarrollar habilidades sociales como tomar decisiones, consensuar, respetar turnos y reglas o aprender a perder.

¿Qué podemos conseguir?
1. Crear un espacio de disfrute compartido para todas las edades.
2. Conocer más a los hijos o las hijas y a uno mismo a través del juego (capacidad de concentración, competitividad, paciencia, habilidades especiales, etc.).
3. Desarrollar habilidades intelectuales, psicomotrices y sociales en todos los miembros de la familia.

Materiales y recursos:

Actualmente, los juegos de mesa se han diversificado enormemente y se han desarrollado juegos de todo tipo adaptados a diferentes edades para fomentar en niños y niñas habilidades motoras, matemáticas y lingüísticas, la planificación y el razonamiento. También se han inventado infinidad de juegos para más mayores con el objeto de fortalecer aptitudes de resolución de problemas. Las opciones son múltiples y en estos casos se
trata de elegir en función de intereses y edades.

Recomendamos muy especialmente utilizar los juegos de mesa más tradicionales (se podrán utilizar generalmente a partir de los 6 años o versiones más sencillas a edades más tempranas) ya que constituyen un soporte muy completo para desarrollar todas estas habilidades, sus reglas y exigencias se pueden adaptar a una amplia franja de edad y han demostrado asegurar la diversión a todos las personas participantes, sean niños, niñas o personas adultas: los clásicos como parchís, oca, dominó, cartas, damas, ajedrez o tres en raya, o los más contemporáneos como el Memory, Monopoly, Scrabble, Pictionary o juegos de rol y estrategia.

¿Cómo lo hacemos?
Cualquier momento es bueno para jugar a estos juegos, pero es interesante reservarlos para reuniones familiares y días de invierno, cuando el clima no permite salir a disfrutar del tiempo de ocio al aire libre.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
A continuación, os indicamos algunas posibilidades además de las que podréis idear:
– Inventar nuevas reglas para un mismo juego e incluso inventar nuevos juegos.
– Establecer equipos combinando a personas con diferentes habilidades.
– Organizar campeonatos y olimpiadas combinando diferentes juegos.
– Invitar a otras familias a jugar en las olimpiadas de juegos de mesa puede ayudar a fomentar la cohesión en cada familia y a conocerse mutuamente.

¿Qué dificultades podemos encontrar?
Podemos encontrarnos con un exceso de competitividad en los equipos y actitudes de ridiculización hacia las personas que pierden en el juego. Es importante estar atentos a estas situaciones y explicarlas convenientemente: el papel del azar hace que un día podamos ganar y otro perder, la importancia de respetar tanto las reglas como a cada persona que integra el juego, las diferentes habilidades de cada integrante del juego y la necesidad de todas ellas para formar un buen equipo, etc.

DIARIO INTERACTIVO

DIARIO INTERACTIVO

DIARIO INTERACTIVO – Introducción
Es todo un clásico la utilización del diario individual como el lugar donde escribir los pensamientos personales y anécdotas de nuestra vida que se quieren recordar o no se pueden contar. Pero ¿y si lo hacemos público y colectivo? Podría servirnos de memoria familiar y documentar la historia de nuestra familia de una manera creativa. Los recuerdos son vitales y con el paso del tiempo se van alejando y perdemos detalles.

Pero no queremos proponer aquí un diario corriente, sino un diario interactivo. Esta idea incluye la participación de toda la familia en su creación y la variedad de recursos para hacerlo. Además, no se trata de escribir todo lo que nos pasa sino de dejar constancia de momentos importantes como unas vacaciones. Lo importante es que toda la familia haga aportaciones en conjunto o de forma individual y que sea accesible su lectura a todos sus miembros.

Creemos que la satisfacción de una experiencia placentera vivida en familia no sólo viene marcada por la diversión del momento sino también por el recuerdo satisfactorio que queda de ella. El ocio compartido es el goce presente, pero se proyecta al futuro a través de la memoria familiar, y la memoria colectiva, si es positiva, fortalece la cohesión y la identidad familiar.

¿Qué podemos conseguir?
1. Compartir un tiempo agradable en el que recordar anécdotas, vacaciones, bromas que hemos vivido juntos.
2. Fomentar el desarrollo de la expresión escrita y de la creatividad.
3. Aumentar la complicidad, cohesión e identidad familiar.
4. Facilitar el conocimiento mutuo compartiendo gustos o ideas para otras actividades.

Materiales y recursos
Poca importancia tiene para esta actividad lo numerosa que sea una familia. Aquí lo más importante es reflejar momentos que se viven conjuntamente y que han supuesto disfrute. Lo que necesitamos es recoger por escrito los recuerdos de las vivencias compartidas con creatividad y diversión, teniendo por seguro que será muy apreciado también en el futuro.

También podemos documentarlo con fotografías y así conseguir que el diario sea como un álbum de fotos que cuenta historias juntando las imágenes para recrear a la vista un relato que se puede ver cuántas veces deseemos. Este tipo de actividad, además de ser en sí misma divertida permanecerá para las generaciones posteriores.

Guardar toda otra documentación que nos interesa de la actividad realizada en familia (por ejemplo, dibujos del camping u hotel en el que estábamos, recortes de periódicos locales, alguna planta disecada, los tickets de alguna compra especial, la tarjeta de algún restaurante, las entradas de una actuación, etc.).

En síntesis, los materiales serán fundamentalmente de papelería y los recursos el humor y la creatividad.

¿Cómo lo hacemos?
– Elegir el tipo de diario: tamaño, color… Es importante que sea resistente a la manipulación de niños y niñas y a los viajes, en su caso.
– Se puede decorar la portada.
– Reunir la documentación de la actividad (fotos, notas, tickets de metro, entradas de teatro, etc.), ordenarla y comenzar a pegar y escribir.
– Guardarlo en un sitio accesible y con materiales variados para seguir confeccionándolo en conjunto o por separado si alguien de la familia quiere ir elaborándolo en solitario.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
Podemos hacer el diario al término de otra actividad familiar que nos haya gustado como por ejemplo al finalizar un viaje importante o unas vacaciones. Otra posibilidad es ir construyendo el diario durante el desarrollo de la actividad. Para ello, se puede llevar una carpeta especial donde guardar todo lo que está siendo significativo durante el viaje y un bloc de notas para que no se nos olviden chistes o anécdotas graciosas, los nombres de los lugares visitados, palabras en otro idioma, etc. A la vuelta lo ordenaremos todo y confeccionaremos el diario juntos.

Otra idea es que si se dispone de los medios técnicos, por ejemplo, un ordenador con escáner o una impresora multifunción, además de poder aprovechar estos recursos para la confección misma del diario se pueden utilizar para escanearlo y compartirlo con otros familiares que, por ejemplo, estén lejos, así como con amigos que hemos hecho durante el viaje.

¿Qué dificultades podemos encontrar?
Desde luego ésta es una actividad sencilla y atractiva que contribuye a la cohesión familiar y facilita la expresión de sentimientos positivos vividos en familia. Además, requiere de la implicación de todos los integrantes del núcleo familiar y supone un legado muy interesante.

Para superar momentos de desmotivación es importante elegir el momento en el que lo hacemos. Si, por ejemplo, somos padres y madres con horarios laborales apretados, buscaremos construirlo en el momento mismo en el que se hace el viaje o la actividad que se quiere registrar y no lo dejaremos para “la vuelta”. O si uno de los hijos o hijas no quiere participar no insistiremos en que haga grandes contribuciones, pero le pediremos una pequeña colaboración para que su huella también quede plasmada. Poco a poco, si somos constantes, podremos ir consiguiendo una mayor implicación. Es importante que el diario no sea una actividad sólo “de padres y madres”.

NUESTROS ORÍGENES

NUESTROS ORÍGENES

NUESTROS ORÍGENES – Introducción
Tarde o temprano, en las personas surge la necesidad de conocer nuestros orígenes.
Saber de dónde venimos, cuál es nuestra historia, dónde están nuestras raíces o conocer las tradiciones familiares, supone un punto de partida y un sustento para el futuro, ya que proporciona un importante sentimiento de pertenencia e identidad. Además, formar parte de una familia y estar implicado en ella es positivo para el desarrollo de nuestros/as hijos/as, ya que da un sentido de completitud a su vida.

En el relato de la historia de nuestra familia existen sucesos del pasado, del presente y proyecciones de lo que ocurrirá en el futuro, que se conectan entre sí y que dan un importante sentido de continuidad y significado a nuestra existencia. Además, permite organizar nuestra experiencia y elegir aquellos relatos que sean más constructivos y positivos. Las narraciones constructivas de nuestra vida tienen un efecto positivo en nuestras relaciones interpersonales presentes y futuras (por ejemplo, el definirnos como sociables ya nos proporciona una ayuda a la hora de encontrar nuevas relaciones futuras).

Una manera fácil de representar la familia es a través de la evocadora imagen de un árbol como símbolo de un ser vivo que crece, con raíz (orígenes), tronco (la primera generación de la familia), ramas de las que van naciendo otras ramas (la segunda generación y sucesivas) y una salvia común que lo alimenta todo. Con esta metáfora es fácil comprender la historia de cómo crece una familia, igual que un árbol, con nuevas ramas que son los nuevos nacimientos, y de qué manera va creciendo la estructura familiar.

El árbol genealógico representa las relaciones familiares, nos ayuda a situar a nuestros antepasados en relación con nosotros y nos permite entender con un simple y gráfico vistazo quién es padre o madre de quién, hermano/a, tío/a o primo/a. En la infancia, aunque niños y niñas suelen tener claro los diferentes parentescos cercanos, y distinguen entre algunos/ as primos/as, tíos/as y abuelos/as, suelen confundir a otros. El organizar a toda la familia en un esquema va a permitir clarificar la estructura familiar. Además, se va a ampliar el conocimiento y la posibilidad de conocer muchas anécdotas que desconocían.

¿Qué podemos conseguir?
1. Conocer los orígenes de nuestras familias y los diferentes relatos de hechos importantes en la historia tanto de la familia de origen como de la extensa.
2. Clarificar los parentescos familiares.
3. Crear un espacio íntimo y de confianza en el que hablar de sentimientos y relaciones
4. Fomentar el sentimiento de pertenencia e identidad familiar.
5. Facilitar el contacto e implicación con la familia extensa.

Materiales y recursos
Los materiales para llevar a cabo esta actividad dependen del formato final que le queramos dar al árbol (papel, cerámica, cuadro, soporte informático, etc.). Lo que sí que necesitaremos, aunque sea para esbozarlo, serán materiales de papelería:

  • Cartulinas o papeles grandes

  • Lápices o rotuladores de colores

  • Tijeras y pegamento

  • Escáner e impresora.

La principal fuente que va a nutrir esta actividad son los relatos tanto de los padres y madres como de otros familiares. En este sentido, va a ser especialmente importante el contenido de dichos relatos para dar sentido a nuestra pertenencia a una familia con unas características e identidad propias.

Al recabar los diferentes relatos deben abarcar todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, y se hace un recorrido por diferentes momentos importantes. Se puede hablar de noviazgos, bodas, nacimiento de sobrinos/as, hijo/as, de la experiencia de tener hermanos/as, etc. Podemos también contar la historia de cómo se creó la familia en la que han nacido, revivir el momento de su nacimiento o recordar anécdotas que sucedieron en edades más tempranas. Todos estos acontecimientos están cargados de emoción y nos hacen sentirnos partícipes de la historia y del presente familiar.
El otro gran recurso para hacer el árbol genealógico son las fotografías de la familia.

Utilizar imágenes de los que están en el árbol ayuda a recordar caras y nombres y a clarificar parentescos. Además, a los hijos y las hijas suele sorprenderles las fotos de la etapa de noviazgo de sus progenitores y disfrutan también viendo fotos de cuando
estos tenían la edad que tienen ellos/as ahora.

¿Cómo lo hacemos?
– Lo primero que se necesita para hacer el árbol genealógico familiar es hacer memoria con vuestros/as hijos/as y recoger datos de la familia hasta la generación que os interese, generalmente hasta los abuelos/as o bisabuelos/as en caso de estar vivos.
– Puede ser útil trazar un esquema de la estructura de la familia en un borrador para haceros una idea de la magnitud del proyecto y, en función de la misma decidir cuántos datos queréis recoger. La estructura tiene que quedar ordenada por edades y parentescos.
– Lo más sencillo es empezar por uno/a mismo/a y tejer el árbol desde abajo a arriba en sentido ascendente, o empezar por la primera generación del abuelo y abuela paterno/a y materno/a y en sentido descendente llegar a la familia nuclear.
– Los árboles genealógicos pueden incluir diferentes informaciones: únicamente la estructura ramificada con los nombres y apellidos de todos los familiares, o incluir, además, una foto de cada uno o una foto familiar, las fechas de nacimientos, aniversarios importantes, lugares de procedencia, lugares de residencia, etc.
– En función de lo completo que sea el proyecto tendremos que recurrir al resto de familiares, para preguntarles por su historia familiar y los datos concretos que no conozcamos de memoria. Podemos preparar, a modo de detectives, una entrevista para recabar toda la información necesaria. También puede ser interesante hacer una visita a cada grupo de familiares y aprovechar si queremos hacerles fotos, recoger alguna que ellos/as elijan o incluso grabarles con algún medio audiovisual. Cualquiera de las propuestas para recoger los datos puede ser de utilidad para profundizar en las relaciones familiares y crear lazos estrechos.
– Serán múltiples los diseños posibles y maneras de hacer el árbol, siendo una actividad especialmente creativa. Se puede utilizar como metáfora el árbol, colocándolo de fondo y sobre sus ramas ir dibujando a toda la familia, o utilizar otras como una casa representativa de la familia, un bloque de casas o un escudo familiar. Seguro que en toda la familia hay alguien que dibuja bien o algún aficionado a la fotografía que nos pueda ayudar.
¡Y manos a la obra! Todos juntos podemos crear una obra de arte muy especial.

¿Qué otras posibilidades tenemos?
Como ya hemos comentado, en la fase de recogida de información son múltiples las variantes que podemos utilizar, debiendo adaptarlas a nuestros intereses:
1. Hacer de periodistas o detectives familiares y preparar una entrevista,
2. Convocar una reunión para hacer memoria colectiva,
3. Visitar a cada grupo familiar,
4. Hacer fotos individuales o grupales, grabaciones, tomar notas, etc.

Respecto a la confección del árbol genealógico en sí, se pueden realizar un sin fin de variantes. De hecho, en función de la edad de nuestros/as hijos/as, las habilidades y recursos que poseamos serán más factibles unas u otras:
1. Se puede hacer un trabajo manual, a modo de collage en una cartulina donde peguemos fotos, recortes de revistas o simplemente dibujemos a toda la familia,
2. También se pueden utilizar medios informáticos o escanear dibujos y fotos.

Por otro lado, de esta actividad se puede derivar el crear un escudo familiar que recoja los símbolos familiares más representativos. Por ejemplo, un gran plato de comida si se trata de una familia que disfruta del buen comer o una profesión si existe tradición en este sentido.

También se puede aprovechar algún cumpleaños, por ejemplo, del miembro de la familia más anciano, para crear el árbol genealógico y regalárselo a toda la familia. Otra posibilidad es crear un árbol genealógico con motivo de un nacimiento, en el que aparezca toda la familia en fotos de cuando eran bebes.
Se puede implicar a toda una generación, por ejemplo, a los/as primos/as, para que se encarguen de este cometido, o ser el inicio de una reunión familiar que se repita cada año.

¿Qué dificultades podemos encontrar?
Esta es una actividad especialmente rica ya que propicia un elevado contacto y complicidad familiar. Además, suele despertar mucha curiosidad en los hijos y las hijas. Podemos encontrar dificultades relacionadas con la aparición de lagunas en el relato de alguna rama de la familia por estar estos familiares ausentes o fallecidos. En esos casos hay que recurrir a nuestras dotes detectivescas y hacer pesquisas por carta o por teléfono, en baúles y trastos viejos que nos hablen de los familiares que ya no están con nosotros/as.

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