Aunque aun no lo parezca.
Llegó la primavera, los días se alargan, el sol empieza a dar calor y brotan los cerezos en flor, pero en medio de todo esto, en muchos corazones del mundo, es invierno. Esta pandemia nos ha golpeado dejándonos creer que lo posible es imposible. Aún con todo, estamos de enhorabuena y con una nueva perspectiva de vida y futuro… Ha llegado la vacuna, aunque en la vida práctica, casi todo siguen siendo malas noticias… fatiga pandémica, retos virales suicidas, políticos más corruptos…y sin detenernos a contar el número de amigos, hermanos, maridos y mujeres fallecidas durante este tiempo.
Los trastornos de ansiedad y depresión, al igual que los de la conducta alimentaria en adolescentes chicas junto a las adicciones tecnológicas en chicos, se han disparado, lo que evidencia la importancia de la socialización. El consumo de ansiolíticos y antidepresivos también se ha visto incrementado entre población adulta de manera alarmante. Sin embargo, un reciente estudio, vuelve a poner de manifiesto que los químicos, por si solos, poco hacen. ¿Dejaremos de buscar la píldora de la mágica e inmediata felicidad sin dolor ni frustración?
Ayer me pusieron la vacuna por ser personal sociosanitario y trabajar en atención directa. En medio de las reacciones adversas, fiebre, dolor intenso de cabeza, cansancio muscular…estoy muy contenta.
VIVO y a mi alrededor muchos de mis familiares, ya entraditos en años, están siendo vacunados. Podré ir a abrazarles. Soy privilegiada, lo reconozco, pero eso me hace responsable de compartir lo que soy y lo que tengo. Estoy contenta porque mientras haya vida, dice el refrán español, hay esperanza. Pero para qué sirve la vida ¿si no sé usarla? Saber usarla es tener un propósito de vida. Necesitamos visión, misión y valores desde nuestra más tierna infancia. No existen las fórmulas magistrales que borren las penas y dificultades que nos acompañan. Éstas también nos hacen persona. En la pandemia lo hemos aprendido.
Tener un buen propósito de vida está fundamentado científicamente como factor protector de muchas enfermedades de la salud física y mental. Seligman y otros lo describen detalladamente después de exhaustivos estudios de investigación en la población, como ya explicamos en un artículo anterior.
Te invito en este post a que te preguntes si te gusta cómo y para qué vives …si te respondes a estas preguntas has empezado a ser feliz…y a hacer felices a los que te rodeen. Si no encuentras o no te gusta tu respuesta, pide ayuda. No te automediques con calmantes que no sanan el dolor, sólo lo anestesian (pastillas, alcohol, comida compulsiva, búsqueda de placer sexual, compras innecesarias, drogas, tecnologías…). Con estos recursos hay que seguir aumentado la dosis para estar on (se llama tolerancia).
No te quedes sólo, siempre hay salida. ¡SIEMPRE!
Te dejamos este cuento profundamente inspirador para ver en familia, comentar con tus hijos e hijas y dialogar sobre cómo el COVID nos ha cambiado la vida… ¿Y después de esta vida seguirá habiendo vida?… Lo dejo entre las posibles preguntas sobre tu propósito de vida…que nada ni nadie lo decida por ti.
https://www.youtube.com/watch?v=lO8a68dqgbs&list=RDCMUCI6QcXatdaEAaRTRjl3dc0w&index=3
Carmen Bustillo- Psicóloga AFA