El trauma acarrea sufrimiento tanto a la persona que lo padece como a sus más allegados.

La primera pregunta que nos debemos hacer para tratar de entender qué nos pasa es: ¿qué es un trauma?

Un trauma es un acontecimiento (violencia física o sexual, abandono parental, maltrato, bullying…) que ocasiona un impacto emocional tan desbordante que resulta difícil de procesar tanto a nivel emocional como racional.  La falta de procesamiento, lleva a la persona a vivir como si el acontecimiento traumático nunca hubiera terminado, siendo presa del miedo, la angustia y la rabia que se vivió en el pasado. Muchas veces la persona desconoce el porqué de este torbellino emocional, ya que no encuentra la relación entre los acontecimientos dolorosos del pasado con su malestar actual, pues el acontecimiento ha quedado “enterrado” en lo más profundo. La persona que ha sufrido un trauma no recuerda la historia con una narración con inicio, desarrollo y final, solo recuerda trozos aislados de la experiencia vivida (olores, sensaciones, sonidos…)

¿Qué ocurre a nivel cerebral cuando hay un trauma?

Si lo explicamos de manera sencilla, en el caso de trauma, la amígdala (encargada de juzgar si algo es peligroso o no) evalúa como peligroso un estímulo que en realidad no lo es, pero que al estar relacionado con el evento traumático cobra especial relevancia para la persona. Esta evaluación la hace con ayuda del hipocampo que es el encargado de relacionar el estímulo percibido con experiencias del pasado. Si amígdala e hipocampo no funcionan de manera adecuada la persona no puede darse cuenta de que el estímulo que ha evaluado de manera equivocada como peligroso en el momento presente, tiene que ver con un acontecimiento que causó impacto emocional en el pasado y, por lo tanto, le resulta complicado ver que se trata de una falsa alarma. Ante esto, los lóbulos frontales que son los encargados de inhibir las respuestas ante estas falsas alarmas, no son capaces de frenar las respuestas emocionales (miedo, ira, angustia.) que se presentan ante la aparición del estímulo.

¿Cómo se recuperan las personas traumatizadas?

Sin duda cuando se habla de trauma la intervención terapéutica es necesaria. La aplicación de técnicas específicas como el EMDR (Desensibilización y Procesamiento mediante los Movimientos Oculares), que han demostrado su evidencia científica junto con la seguridad física y emocional que pueden proporcionar los vínculos estables y seguros de unas buenas relaciones con la familia, amigos o con un terapeuta, se consideran los mejores aliados para procesar de manera adaptativa el evento traumático y hacerse cargo de las emociones desbordantes asociadas a este ya que no hay nada más reparador que sentirse acogido por otro en lo más abrupto de la vida.

Vanessa Moreno Siñalín – Psicóloga AFA

Recomendamos para ampliar información sobre el tema el libro:

Besel Van der Kolk, M.D (2017). El cuerpo lleva la cuenta. Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma. Editorial Eleftheria (2ºEdición)

Trauma