Trastornos de alimentación en adolescentes: factores de riesgo y señales de alerta
Los diversos factores de riesgo que eventualmente conllevan al desarrollo de un problema de alimentación, convierten la ingesta de alimentos en un mal hábito que puede desencadenar a su vez un deficiente balance energético que pone en peligro tanto la salud como, en ocasiones, la propia vida. Ello dependerá en última instancia tanto de factores biológicos, como personales, sociales y culturales, que permitirán entender tanto el origen, como la continuidad, evolución y pronóstico de este proceso. Así, aspectos como el aprendizaje sobre costumbres alimentarias en la familia o fomentar en los más pequeños el ideal de delgadez, son cuestiones trascendentales.
Las creencias, tradiciones y conocimientos que la familia tiene sobre la alimentación, van configurando los gustos, preferencias y aversiones alimenticias de todos sus miembros y son a veces el origen de problemas de alimentación en los/ as hijos/as. También un contexto familiar muy dominante, restrictivo y exigente respecto de la ingesta de alimentos y del aspecto físico, puede impregnar el momento de la alimentación de matices afectivos que provoquen inapetencia y rechazo por la comida en los/as hijos/as.
El grupo de amigos y amigas juega también un rol importante en los problemas de alimentación, principalmente en la etapa adolescente, donde estos problemas son más frecuentes y las amistades adquieren una relevancia especial y una posición privilegiada de influencia en la toma de decisiones.
De hecho, cada vez es más frecuente observar que los/as adolescentes con problemas de alimentación forman sus propios grupos en los que se sienten comprendidos y apoyados. El recurso de Internet es de suma utilidad para estos grupos y, en efecto, en las últimas décadas ha acontecido una gran proliferación de páginas web donde los/as jóvenes, a través de comunidades virtuales, rechazan los riesgos y minimizan las repercusiones de problemas tan graves como la anorexia y la bulimia. Actualmente miles de adolescentes con este tipo de problemas se han refugiado en estas redes sociales, creando un mundo irreal, en el cual, desarrollan un lenguaje y códigos propios.
Las amistades adquieren una relevancia especial y una posición privilegiada de influencia en la toma de decisiones
Finalmente, también la cultura donde crece y se educa el/la adolescente tiene un papel relevante. Hay sociedades donde los jóvenes llegan a asociar de manera muy estrecha el éxito personal, social y laboral con la apariencia física y, en particular, con los ideales de esbeltez, atractivo, elegancia y delgadez actuales, versus la obesidad. Estas ideas se van interiorizando desde la infancia con comentarios e informaciones que llegan desde distintas fuentes, como a través de los medios de comunicación, o incluso simples conversaciones en la vida diaria donde se escucha, por ejemplo, una crítica sobre los “quilos de más” de alguien o una alabanza sobre la pérdida de peso de otra persona.
No es de extrañar, por tanto, que en esta cultura del elogio al cuerpo, estén aumentado las operaciones estéticas a edades cada vez más tempranas. Todos estos aspectos reflejan la importancia creciente generalizada sobre la apariencia física, que es todavía más notable en la etapa adolescente, donde numerosos cambios físicos están aconteciendo a partir de la pubertad y existe un reto añadido de afrontar esos cambios e integrarlos en la identidad de la persona.
Las personas que se encuentran cerca, conviven o trabajan con adolescentes, pueden detectar ciertas señales que alerten del desarrollo de un problema de alimentación. Detectar casos de anorexia nerviosa y bulimia puede evitar muchos problemas de salud en las personas que los padecen, puesto que los implicados no van a tomar la iniciativa de compartir su problema con otros, ni siquiera en la mayoría de casos lo podrían admitir.
En el caso particular de la anorexia nerviosa, éstos son algunos indicios de peligro:
La persona realiza dietas continuas, esconde los alimentos o los desmenuza en pequeñas porciones para comerlos más lentamente o menos cantidad (sin embargo, el plato tiene apariencia de estar lleno tanto para él/ella como para cualquier observador); a menudo la ingesta puede ir seguida de conductas de purga (vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, diuréticos y ejercicio físico, que llega a hacerse de manera compulsiva con el objeto de perder numerosas calorías mediante esta actividad); se muestra muy ansiosa, sobre todo cuando se intenta mantener una conversación sobre la comida, y también presenta signos de depresión; el período menstrual cesa; la persona está pálida, con la piel seca y aparece pérdida de cabello; también padece estreñimiento y muestra una gran debilidad muscular; empieza a aislarse de sus amistades habituales y se refugia en otras nuevas que les apoya y comprende en su lucha por adelgazar, todo ello normalmente a través de las nuevas tecnologías.
👉🏻 Aquí resumimos los principales indicios generales que pueden levantar la sospecha de que un/a adolescente está desarrollando un trastorno grave de la alimentación:
- Indicios del comportamiento:
• Cambio en los hábitos de alimentación: cortar demasiado la comida, masticar mucho tiempo, esconder o tirar comida, negarse a comer en público…
• Realización de ejercicio físico excesivo
• Cambio en el modo de vestir (mostrar más interés por la moda, utilizar ropa holgada para ocultar ciertas partes del cuerpo…)
• Preocupación constante por el peso y las comidas (por ejemplo, inventar excusas para no comer)
• Aumento de la autocrítica y de la exigencia con uno mismo (por ejemplo, utilizar más horas de estudio y ejercicio)
• Decaimiento del ánimo (síntomas de depresión, ansiedad…)
• Aislamiento de las amistades habituales, menos contactos sociales.
- Indicios del físico:
• Pérdida marcada de peso en un corto período de tiempo
• Irregularidades en la menstruación (o incluso cese de la misma)
• Dolores abdominales, baja tensión y mareos
• Problemas gastrointestinales y dentarios
• Arritmias cardíacas
• Pérdida de cabello y de fuerza muscular
• Aspecto triste y demacrado
• Piel agrietada y seca
Siempre se producen cambios en los hábitos alimentarios que la persona mostraba hasta el momento, así como en su forma de relacionarse con la comida. Es probable que empiece a prohibirse a sí misma ciertos alimentos, principalmente aquellos con un alto contenido calórico y graso, como dulces o ciertas carnes, y que igualmente evite algunas formas de cocinar (se sustituyen los alimentos fritos y rebozados por los asados y hervidos).
En ocasiones empieza a interesarse por hacer su propia comida o controlar a quien la está haciendo, señalando qué cantidad ha de servir en su plato o qué tipo de comida sería más recomendable que cocinara. El/la adolescente que padece el trastorno también procurará saltarse comidas sin ser descubierto y emitir excusas para no comer.
En el caso de las personas con bulimia, la principal señal es la existencia de atracones, es decir, si come mucha cantidad de alimento en poco tiempo, y lo hace de forma ansiosa y compulsiva; a continuación, es muy probable que acuda al cuarto de baño de forma sistemática (a veces incluso en medio de las comidas) y se encierre durante un rato (es el momento de provocar el vómito).
La inquietud constante es otro indicio presente en los y las jóvenes que padecen estos problemas. Les cuesta mucho sentirse relajados y buscan la actividad constantemente, en cuestiones tan sencillas como dejar de coger el ascensor y empezar a utilizar las escaleras para subir a casa, o dejar de usar el transporte público y optar por andar hasta su destino.
En ocasiones empieza a interesarse por hacer su propia comida o controlar quién la está haciendo señalando qué cantidad debe ir en su plato
Su carácter se torna más irritable y enfadadizo, y al mismo tiempo más reservado y menos sociable, sin ganas de compartir actividades con sus amistades y sustituyéndolas por otras de índole solitaria, como escuchar música o estudiar en su cuarto a solas. Todo ello, además, se combina con frecuentes comentarios sobre su insatisfacción con su peso e imagen corporal.
Guía financiada por la Delegación Del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas