¿Qué tipo de padre o madre eres?

Antes que nada, es importante señalar que tanto los valores concretos transmitidos por los progenitores, como la forma que en que éstos se transmiten, presentan una gran variabilidad de unas familias a otras y de unos contextos culturales a otros. Estos valores no son universales, y se encuentran íntimamente vinculados con el contexto cultural en el que se integra la familia.
Las prácticas utilizadas por los progenitores hacen referencia a las estrategias concretas elegidas para la transmisión de determinados conocimientos y pautas de comportamiento, es decir, para enseñar a hijos e hijas qué comportamientos son aceptables y cuáles no lo son.

  • Estilo autorizativo o democrático

Caracterizado por un alto grado de apoyo y de control. Los progenitores que hacen uso de este estilo mantienen un talante de respuesta a las demandas de sus hijos e hijas, pero, al mismo tiempo, esperan que respondan a sus exigencias; así, por un lado, los progenitores muestran apoyo, respeto y estimulan la autonomía y la comunicación familiar y, por otro, establecen normas y límites claros. Son progenitores que quieren orientar a sus hijos e hijas y para ello hacen uso de ciertas restricciones, a la vez que respetan sus decisiones, intereses y opiniones. En otras palabras, son cariñosos, receptivos y explican las razones de su postura, pero también exigen un buen comportamiento y mantienen las normas con firmeza.

  • Estilo permisivo

Caracterizado por un alto grado de apoyo y un bajo grado de control. Los progenitores que hacen uso de este estilo se caracterizan, por un lado, por responder las demandas de sus hijos e hijas, y por otro, por evitar regular la conducta de estos, lo que permite que sean ellos/as mismos/as quienes supervisen sus conductas y elecciones en la medida de lo posible.
Estos progenitores imponen pocas reglas, son poco exigentes y evitan la utilización del castigo; tienden a ser tolerantes hacia un amplio rango de conductas y conceden gran libertad de acción; suelen ser, además, progenitores muy sensibles y cariñosos.

  • Estilo autoritario

Caracterizado por un alto grado de control y un bajo grado de apoyo, la conducta de estos progenitores se caracteriza por hacer uso del poder y el control unilateral y establecer normas rígidas. Imponen la obediencia a las reglas y el respeto a la autoridad, y no permiten a sus hijos/as hacer demandas ni participar en la toma de decisiones familiares. Proporcionan poco afecto y apoyo y es más probable que utilicen el castigo físico.

  • Estilo negligente o indiferente

Caracterizado por unos bajos niveles de control y de apoyo. Los progenitores que presentan este estilo educativo tienden a limitar el tiempo que invierten en las tareas parentales y se centran exclusivamente en sus propios intereses y problemas. Es decir, se trata de progenitores que proporcionan poco apoyo y afecto y establecen escasos límites de conducta a sus hijos e hijas.

Los estilos parentales más extremos como el autoritario y permisivo producen efectos no deseables en el desarrollo y bienestar de hijos e hijas. En cambio, el estilo autorizativo se encuentra más relacionado que el resto de los estilos con el ajuste psicológico y conductual, la competencia y madurez psicosocial, la elevada autoestima, el éxito académico, la capacidad empática, el altruismo y el bienestar emocional de niños y niñas.

En este sentido, es más probable que el mensaje de los progenitores sea aceptado por niños y niñas si éstos se muestran cálidos, empáticos y sensibles, justos, claros y consistentes. No obstante, el éxito de la disciplina utilizada por los progenitores no solo depende de la parte afectiva y emocional de los progenitores, sino también del grado de entendimiento y desarrollo cognitivo de los/as hijos/as.

Por último, cabe señalar que el grado de armonía y estabilidad que caracteriza las interacciones familiares es otro factor con un impacto fundamental en el ajuste de los hijos y las hijas. La situación óptima de estas interacciones se da cuando los progenitores practican y fomentan la comunicación abierta y empática con ellos mismos y con sus hijos/as, saben manejar los conflictos familiares que, además, son poco frecuentes e intensos, muestran calidez afectiva y apoyo a sus hijos/as, y comparten un proyecto común para la educación y crianza de éstos/as.

Actualización y ampliación de la guía financiada por: