Preguntas frecuentes sobre Consumo de Alcohol y Tabaco en Adolescentes

El consumo de alcohol y tabaco en adolescentes es un tema que genera gran preocupación entre familias, educadores y profesionales de la salud. Esta etapa de la vida, caracterizada por cambios físicos, emocionales y sociales, suele ser un periodo vulnerable para la experimentación con sustancias que, aunque legales para adultos, tienen consecuencias negativas significativas cuando son consumidas a edades tempranas.

En este artículo, tratamos las preguntas más frecuentes relacionadas con el consumo de alcohol y tabaco en adolescentes, desde las razones que los llevan a iniciarse en su uso hasta los riesgos asociados y las estrategias para prevenirlo. Busca no sólo informar, sino también abrir un espacio para la reflexión y la acción preventiva frente a un desafío que afecta a nuestra sociedad en su conjunto.

Para ello, nos basamos en la Guía psicoeducativa publicada en 2023: «El nuevo reto – Conductas de riesgo en la adolescencia».

Es fundamental prevenir el consumo de alcohol y tabaco en la adolescencia porque es una etapa crucial de desarrollo donde los jóvenes tienen menos mecanismos de resistencia y son más susceptibles a la presión social y las estrategias de marketing. Son un público muy codiciado por el mercado debido a su propensión al consumo y su sensibilidad a la moda. Si logran fidelizarles a estas sustancias durante su adolescencia, las empresas pueden asegurarse clientes por muchos años, lo que resalta la necesidad de estrategias de prevención efectivas y adaptadas a esta etapa.

En España, un porcentaje elevado de adolescentes de entre 14 y 18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida (74%), y una proporción menor lo hace diariamente (1,6%). Lo preocupante es que un porcentaje significativo se emborracha habitualmente (23%) y participa en «binge drinking» (28%), consumiendo grandes cantidades en un periodo corto de tiempo, lo que aumenta el riesgo de intoxicaciones y accidentes.

La edad promedio de inicio en el consumo es de 14 años, lo que también es alarmante.

Muchos adolescentes asocian el alcohol con la desinhibición y la euforia, lo que consideran facilita la interacción social. Esta percepción «positiva» del alcohol puede llevarles a ignorar o minimizar los graves riesgos y consecuencias perjudiciales que conlleva, como la posibilidad de desarrollar adicciones a otras drogas más fuertes o el abuso del alcohol en la edad adulta. Es crucial entender que esta imagen social del alcohol es engañosa y que sus efectos negativos superan con creces los beneficios sociales percibidos.

A corto plazo, el consumo de alcohol puede provocar dificultades para hablar, coordinar movimientos, embriaguez con pérdida de control, descoordinación, visión doble, apatía, somnolencia, coma etílico e incluso la muerte.

A largo plazo, el consumo excesivo y continuado de alcohol puede causar problemas cognitivos y psicológicos, además de diversas enfermedades como gastritis, úlcera, cirrosis, hipertensión, anemia, problemas cardiovasculares, neurológicos, musculares y cáncer. También se asocia con actitudes más agresivas, conductas violentas y relaciones sexuales no deseadas.

La forma en que el alcohol afecta a una persona depende de varios factores, incluyendo: la edad (siendo más dañino en la adolescencia, cuando el cuerpo está en desarrollo), el peso corporal (afectando más a personas de menor peso), el sexo (las mujeres suelen tener menor tolerancia), la cantidad y rapidez de la ingesta, la ingesta simultánea de comida (sobre todo alimentos grasos que dificultan la embriaguez), y la combinación con bebidas carbónicas que aceleran la intoxicación.

El «efecto gateway» se refiere a cómo el consumo de ciertas sustancias, como el alcohol y el tabaco, puede facilitar la experimentación y el uso de otras drogas. En el caso de los adolescentes, su consumo de alcohol y tabaco puede disminuir las barreras para probar sustancias más peligrosas, debido a una menor percepción del riesgo y una mayor búsqueda de nuevas sensaciones.

Es particularmente peligroso porque el cerebro está aún en desarrollo, y la nicotina puede alterar este proceso, afectando las funciones emocionales y cognitivas. Esto puede perpetuar el consumo de tabaco en la edad adulta y aumentar la posibilidad de consumir otras sustancias, actuando como puerta de entrada a otras adicciones. Además, la edad de inicio del consumo de tabaco en España es una de las más bajas de Europa.

Los componentes dañinos del tabaco son la nicotina (responsable de la adicción), los alquitranes (relacionados con el cáncer), los irritantes (causantes de tos y faringitis) y el monóxido de carbono (que produce falta de oxígeno y problemas cardiovasculares).

En adolescentes, la nicotina afecta el desarrollo cerebral, especialmente en el sistema de recompensa y las áreas emocionales y cognitivas, pudiendo llevar a la dependencia y al consumo de otras sustancias.

El Servicio de Orientación Familiar y Promoción de la Salud está inscrito en el Registro de Entidades, Centros y Servicios de Acción Social de la Comunidad de Madrid S4218 y subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid para cubrir las necesidades específicas de asistencia social dirigidas a la atención de las personas en situación de pobreza y exclusión social o que se encuentren en otras situaciones de especial vulnerabilidad, en el ámbito competencial de la Comunidad de Madrid.