Como cada trimestre analizamos la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística desde una perspectiva de familia, con la colaboración del Grupo de Investigación “Políticas de Familia” de la Universidad Complutense de Madrid.

A continuación exponemos una síntesis de los principales resultados de este análisis. Para ver el documento completo pincha aquí.

  1. Los datos del primer trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA) presentan una evolución bastante negativa ya que el impacto sufrido desde el pasado mes de marzo del año pasado es importante y, lo que es peor, aún no se vislumbra síntomas claros de recuperación en el corto plazo.
  2. Respecto al trimestre anterior, se observa un descenso de las personas desempleadas por una mayor caída (en términos relativos) del número de trabajadores activos (-1.2%) que el producido entre los ocupados (-0.7%)
  3. Eso sí, con respecto al mismo trimestre del año anterior, donde la pandemia sólo empezó a emerger en las últimas semanas, se obtiene un aumento de los inactivos en un 1.5%, un descenso de los ocupados del 2.4%, y un aumento del 10.3% en el número de personas desempleadas.
  4. Por lo tanto, parece que, si bien un importante número de trabajadores va saliendo de la inactividad impuesta por las medidas sanitarias, no siempre han vuelto a la ocupación previa (como se pretendía al implementar los ERTE), por lo que empiezan a materializarse la pérdida de empleos que inicialmente fueron puestos en suspenso.
  5. Un trimestre más, el número de hogares con todos sus miembros activos parados ha aumentado de forma importante (un 2.4% en el último trimestre o 14.2% en el último año), situándose en 1,226,200 hogares. Eso muestra una realidad muy dura con consecuencias importantes tanto en el corto plazo como el medio/largo plazo, por el riesgo de exclusión social que propicia. Además, en casi el 20% de estos hogares conviven menores de edad, con lo que las implicaciones a corto y largo plazo serán más significativas.
  6. En este sentido, la ausencia de ingresos se sitúa en 1,210,600 hogares (con un aumento del 97.5% en el último trimestre), lo que es otra señal del grave deterioro que observamos en el mercado de trabajo y de cómo las medidas previstas de protección frente al desempleo comienzan a agotarse.
  7. Respecto al paro de larga duración, la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial han sufrido importantes cambios este trimestre (7.4%, -2.4% y -3.7%, respectivamente). Este patrón es compatible con la destrucción de los empleos más vulnerables, lo que enfatiza la importancia y urgencia de diseñar e implementar soluciones a estas duras realidades sociales que se pueden cronificar con mucha facilidad.
  8. Sólo 1 de cada 6 trabajadores a tiempo parcial lo hacen de forma voluntaria, siendo la presencia de las mujeres mayoritaria (3 de cada 4), lo que, de nuevo, apunta a la urgencia de plantear soluciones que mejoren estas cifras de manera significativa.
  9. Según los datos recién publicados, uno de cada dos trabajadores a tiempo parcial lo hacen porque no encuentran uno a tiempo completo, y uno de cada seis lo hacen para atender obligaciones personales y familiares. En cuanto a los cuidados de familiares dependientes, son las mujeres jóvenes y adultas las que sufren una brecha mayor, coincidiendo con la edad fértil y la tenencia de sus hijos.
  10. Los datos publicados confirman que la tenencia de hijos es un factor diferencial en las tasas de participación, paro, empleo y paro registradas. Así, mientras que las tasas de los hombres y mujeres sin hijos son similares, la de los padres y madres muestran una dispersión mucho más significativa en el tramo fértil de las mujeres (ellas sufren una penalización mientras que para ellos observamos tasas más favorables).
  11. Los últimos datos publicados confirman el importante impacto -negativo- de la pandemia sobre nuestro mercado de trabajo, tal como veníamos describiendo en trimestres anteriores. Asimismo, existen señales que no invitan a ser optimistas respecto al futuro próximo. Por ejemplo, en término de desempleo y, también, en cuanto a la posibilidad de recuperar su empleo para aquellos/as trabajadores/as que están viendo como su episodio de desempleo -coyuntural y breve, en un primer momento- tiene visos de transformarse en permanente.
  12. Dado que la realidad que enfrentan los colectivos aquí analizados puede ser muy diferente, parece conveniente considerar las circunstancias personales y familiares específicas de los colectivos afectados para intentar anticipar mejor las distintas derivas que puedan ocasionar políticas laborales universales que no incorporan de forma adecuada estos factores.
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