En estos tiempos de incógnita, una de las frases que más escuchamos en nuestro entorno es la de ‘’A ver qué pasa’’. Esto conecta con una actitud de “querer vivir en el presente” que, de manera espontánea y más ahora debido a la pandemia, aparece ante la incertidumbre. Sin embargo, el miedo a no saber, el catastrofismo de nuestra mente, anticipándose a lo peor para querer controlarlo, en no pocas ocasiones, no nos deja en paz.

La realidad es que muchas veces nos podemos sentir amenazados por la miseria política, la lucha social y la debilidad de un sistema que cada vez es más acusada. A todo esto, se le suma el COVID-19, que nos ha hecho darnos cuenta de que no podemos “sobre-proteger nuestra existencia” y menos la de las personas que dependen de nosotros, que no se valen por sí solas porque no tienen autonomía física, psíquica o económica.

Una de la premisa por la que nos regimos es querer “tenerlo todo bajo controlilusoriamente deseando ser omnipotentes, sin pensar en la ironía de que, a dos horas y media en avión de Madrid, por ejemplo, en Grecia, se agolpan refugiados sin mascarillas, ni gel, ni casa para vivir dignamente, y posiblemente hace unos años, vivían con esa misma filosofía hasta que tuvieron que huir de sus países.

Nel González Zapico, presidente de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, con motivo de la celebración el 10 de septiembre del Día Mundial para la Prevención del Suicidio insiste: “es fundamental plantear cambios en el modelo social. Vivimos en un sistema materialista, que fomenta y alienta la competitividad y el individualismo. Un sistema que convierte al individuo en único responsable de lo que consiga o deje de conseguir en su vida, sin atender a todos los factores externos que nos rodean, y que mide el éxito en función de lo material. Esto resulta en una suerte de sistema feroz y de competencia constante, donde la persona no encuentra apoyo, ni empatía en su entorno para superar las dificultades, con las consecuencias que esto tiene para su salud mental. Por eso, desde SALUD MENTAL ESPAÑA defendemos y urgimos la elaboración de una estrategia nacional, a largo plazo, que fomente una sociedad más humana, más empática, menos competitiva y materialista, basada en los cuidados y en la educación emocional”.

Los datos actuales del Instituto Nacional de Estadística 2019 arrojan que el suicidio continúa siendo la primera causa de muerte externa, antes que los accidentes de tráfico, con 3.539 fallecimientos (a pesar de seguir con la tendencia decreciente detectada en 2016, y de haberse registrado un descenso del 3,8% en relación con 2017). Sus causas son complejas estimándose que: “En la depresión mayor, el riesgo de suicidio se multiplica por 21, en los trastornos de la alimentación por 33, y en las toxicomanías por 86”[1]. Pensamos en la genética, y hay que tenerla en cuenta, pero este sistema familiar y social en crisis, está favoreciendo muchas patologías, antes minoritarias. La pobreza, el desempleo, la violencia en todas sus formas, las adicciones, la soledad no deseada, rupturas y duelos son consecuencias reseñables del mismo.

Pero… ¿Qué se puede hacer?

Ya Gandhi en 1949 nos indicaba el camino: “Tú debes ser el cambio que deseas ver en el mundo”

Te proponemos una serie de herramientas para la mejora personal que pueden ayudarte a hacer frente a las situaciones que hoy no se pueden cambiar:

1.-Pensar los cambios en singular: Cada vez que buscamos un cambio pensamos en otros. Esto nos frustra y desanima. Creemos que son los demás lo que tiene que cambiar. Cuando empezamos a hacer pequeños cambios personales, sin esperar cambios en los demás, nos sentimos con más control y fuerza porque hemos hecho lo que estaba en nuestras manos para mejorar la situación. Esto se lo podemos explicar a nuestros hijos e hijas, en vez de criticar al compañero, para que comprendan el valor de la responsabilidad personal. Ej. En vez de esperar a los demás, me pongo la mascarilla de la manera que más me proteja a mí y a los otros, manteniendo la distancia de seguridad y lavándome las manos con frecuencia.

2.- Educación emocional: Conectar con tus sensaciones, emociones y pensamientos para comprender a los demás. No te niegues sentir emociones desagradables. Es normal. Las emociones, sensaciones y ciertos pensamientos se nos imponen de manera automática y más ante las situaciones de incertidumbre. No nos gustan y nuestra mente, cuerpo y psique los intentan evitar de diversas formas (huyendo con calmantes emocionales como alcohol, compras compulsivas, culpar a otros, hiperactividad…). La clave está en lo contrario, dejarse sentir, conectar con uno mismo, dando paso a conocer, reconocer, aceptar y gestionar las emociones que nos sobrevienen. Recogerlas por escrito, dibujarlas en un papel (muy útil en el caso de los niños), sin censuras ni tapujos, puede ayudar a despejar el espacio mental, para poder trabajar mejor, poner en un lugar seguro lo que vivo por dentro, dándole valor y modificando en la acción de cada día las conductas que surgen. Expresarlo a personas de confianza, que no me censuren y sepan escuchar, también ayuda. Ej. Ser capaz de poner nombre a mis temores como, por ejemplo, las posibles consecuencias del contagio de mis hijos en el colegio por el COVID, cómo me siento al respecto y los medios que tendría que poner en caso de que sucediera.

3.- Poner en valor las cosas buenas en el día a día: Al final del día, puedo parame a pasar la película del día en 5 min, trayendo a la mente los acontecimientos positivos que me han sucedido y los negativos que hoy no han ocurrido. Ej. He podido levantarme a la hora prevista, sin dolores, ir a trabajar sin problemas significativos, estar un rato tranquilo con mi mujer y reconocer que nadie de mi familia se ha contagiado del COVID hoy.

4.- Hacer actividades saludables como:

– Ejercicio físico, cuidado de la alimentación y del sueño.

– Respiraciones profundas y serenas a lo largo de distintos momentos del día.

– Actividades gratificantes de ocio.

5.- Trabajar en el cuidado de tu red de amigos y familiares: Sabemos que uno de los mayores factores de protección, contra las enfermedades mentales y los problemas sociales, es contar con una buena red da apoyo. Especialmente importante hoy, ya que las redes sociales tecnológicas se basan en relaciones superficiales, poco auténticas. La soledad entre los jóvenes y mayores es una realidad fruto del individualismo. Contar con familia y amigos es a veces todo un privilegio. Te animamos a cuidarlos y si no los tienes, a buscar asociaciones, grupos de acogida y actividades de voluntariado para ayudar a otros.

6- Pedir ayuda: Qué importante es reconocer la necesidad e importancia de los demás. No podemos estar solos, nos necesitamos. Esto no es lo mismo que depender, aunque sí, la necesidad de los demás es una forma de interdependencia. Busca ayuda, a veces especializada, pídela y reconoce su valor e importancia. Enseñarlo así a tus hijos e hijas es ofrecerles salidas saludables, aprender a compartir, a dar y a recibir, a perdonar y en definitiva a amar.

Para más información y apoyo puedes contactar con nosotros en el 914461011 o escribiendo a unifam@accionfamiliar.org

Carmen Bustillo- Psicóloga AFA

[1] https://consaludmental.org/sala-prensa/plan-prevencion-suicidio-espana-salud-mental/