El importante rol de las familias en un compromiso de todos, la Agenda 2030

Por:

Antonio Jesús Sánchez Fuentes 

08 Julio 2021

Con toda seguridad, la Agenda 2030 será un eje vertebrador de las políticas económicas y sociales de todos los países durante la próxima década. Aprobada en 2015 por la ONU, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, en adelante) constituyen un ejemplo exitoso sobre cómo un consenso político internacional respecto a logros deseables en el medio/largo plazo (herederos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio) se puede concretar en unos objetivos cuantificables que, por lo tanto, permiten un seguimiento en el tiempo. En concreto, se fijaron 17 ODS -169 metas- que incluyen asuntos tan relevantes como la sostenibilidad ambiental, la reducción de la pobreza y las desigualdades o una mayor eficiencia energética y productiva (ver Cuadro 1). En el ámbito europeo, ver Comisión Europea (2016), la Comisión Europea enfatizó la necesidad de integrar los ODS en el marco de la política europea, acudiendo a indicadores -100, finalmente- que ya estuvieran en su base de datos y permitieran cubrir todos los objetivos designados.

»En concreto, se fijaron 17 ODS -169 metas- (100 en el ámbito europeo) que incluyen asuntos tan relevantes como la sostenibilidad ambiental, la reducción de la pobreza y las desigualdades o una mayor eficiencia energética y productiva»

Respecto a la realidad española, dentro del ámbito europeo, una visión sintética de la situación actual queda resumida por el Cuadro 2, extraído de Plaza-Iniesta y Sánchez-Fuentes (2020). Así, a partir de la estimación de índices sintéticos parciales y/o globales basados en los indicadores oficiales normalizados, los autores identifican como fortalezas en el caso español los resultados en salud y los bajos registros -en términos relativos- de porcentajes de población en situación de pobreza. Al contrario, como principales debilidades la situación del (des)empleo en el mercado de trabajo, la desigualdad creciente de los ingresos, la igualdad de género, y la falta de programas de innovación e industria.

Como señalara en su informe[1] de 2010 Ban Ki-moon (Secretario General de la ONU), mientras parece haber consenso sobre el hecho de que la estabilidad y la cohesión social de las comunidades se basan en la fortaleza de la familia, se sigue desconociendo su contribución al logro de los Objetivos de Desarrollo. En este contexto, cabe preguntarse, como haremos en esta entrada, por el papel que la familia, como institución vertebradora de la sociedad, puede desempeñar respecto a los ODS y cómo las políticas de familia pueden contribuir a mejorar los registros obtenidos de los distintos indicadores. Así, de acuerdo con Richardson et al. (2020) y UNICEF (2018) se pueden identificar[2], al menos, seis ODS donde el papel de la familia es importante (Ver selección -rodeados- en Cuadro 1). En concreto, los relativos a la pobreza, sanidad, educación, igualdad de género, mercado de trabajo y paz e instituciones. Además, el impacto sobre estas áreas puede tener efectos cruzados entre sí, propiciando un efecto ¿multiplicador? del impacto de las decisiones socioeconómicas de las familias sobre los indicadores seleccionados. Al respecto, dada la alta multidimensionalidad de la Agenda 2030, conviene ser consciente de implementar la secuenciación que se considere más útil. Por ejemplo, si se persiguen mejorar los resultados en el empleo para las mujeres, deberemos afrontar de forma prioritaria la desigualdad de género siga existiendo. De la misma forma, afrontar la violencia o inseguridad debe ser previo a la persecución de objetivos de mejora de los resultados de aprendizaje.

»De acuerdo con Richardson et al. (2020) y UNICEF (2018) se pueden identificar, al menos, seis ODS donde el papel de la familia es importante. En concreto, los relativos a la pobreza, sanidad, educación, igualdad de género, mercado de trabajo y paz e instituciones»

Como cabía esperar, al amparo de la aprobación oficial de este programa, los académicos han puesto una atención creciente sobre este tópico. A modo de ilustración, recogemos en el Cuadro 3 la evolución del número de referencias académicas existente en una de las bases de datos bibliográficas de referencia a nivel internacional (ScienceDirect)[3]. Incluimos dos búsquedas diferentes; la que refiere a cualquier estudio que mencione la Agenda 2030 y, dentro de este conjunto, las que están orientadas a políticas de familia. Como puede verse, la aprobación de la iniciativa en 2015 supuso un importante incentivo para el estudio de las áreas más relacionadas y, por qué no, una buena marca que ha permitido aglutinar de forma transversal esfuerzos/proyectos que, de otro modo, se realizarían sin que pudiésemos observar ninguna interconexión entre ellos por hacerse desde distintas perspectivas, disciplinas y/o metodologías. El peso relativo de los estudios que, además, versan sobre políticas de familia se sitúa en el 27,57 % desde el 2010.

Entre ellos, uno de los proyectos que mejor responden a lo que pretendemos sintetizar en esta entrada es el que se recoge en Richardson y otros (2020) y UNICEF (2018), ambos realizados por el Centro de Investigación Innocenti de UNICEF, donde han recopilado la evidencia existente (más de 150 estudios) respecto a los seis ODS más vinculados a las políticas de familia; pobreza (ODS 1), salud (ODS 3), educación (ODS 4), igualdad de género (ODS 5), empleo juvenil (ODS 8) y fin de la violencia (ODS 16). Así, los autores aportan en cada capítulo los datos y la literatura relevante, que fueron conseguidas a través de búsquedas estructuradas que proporcionase garantías de calidad suficiente de las revisiones[4].

Respecto al primero de ellos (ODS 1, Fin de la Pobreza), se puede extraer los siguientes mensajes. Primero, todos los elementos de protección social (particulares y/o universales) contribuyen a reducir las tasas de pobre, tanto si es extrema como si no. Segundo, estos programas presentan efectos positivos también para las familias beneficiarias en términos igualdad de género, consumo, y de acceso a la educación y a la sanidad.

En el caso de la salud (ODS 3) y la familia, el estudio se centra en el impacto de las Enfermedades no transmisibles (ENT), dada la elección conjunta en los hogares de estilos de vida (dieta y ejercicio físico, entre otros), emergen las siguientes conclusiones. Primero, se plantea la necesidad de desarrollar intervenciones familiares integrales y efectivas, que permitan aumentar el conocimiento de la enfermedad en cuestión y mejorar las relaciones familiares, la adherencia al tratamiento y los resultados finales. Esto puede ayudar a las familias a desarrollar rutinas saludables que prevención de enfermedades. Segundo, en el caso de los adolescentes, estas intervenciones pueden reducir el alto impacto que el suicidio presenta hoy en día, siendo una de las causas de muerte más comunes en esta franja de edad. Tercero, los efectos positivos se ven reforzados por la creación de equipos interdisciplinares que incluyan educadores o terapeutas familiares.

En el caso de la educación (ODS 4), es bien conocido que uno de los factores determinantes de la eficacia de los sistemas educativos es contar con un ambiente familiar positivo que permitan obtener el máximo rendimiento de la inversión de los gobiernos en el desarrollo del capital humano.  Así, los autores presentan las siguientes conclusiones. Primero, hay poca evidencia respecto a que la matriculación obligatoria conduzca al aprendizaje de forma efectiva, por razones como la calidad de educación, la falta de recursos ligada a la mayor matriculación y/o la matriculación sin asistencia. Segundo, se confirman los efectos diferenciales de estas políticas sobre las familias de bajo nivel socioeconómico. Tercero, existen muchos mecanismos que, al estar articulados a través de la familia, necesitan de ella para su correcto funcionamiento.

Para la igualdad de género (ODS 5) y familia, el estudio presenta evidencia de interés. Primero, las bajas parentales prolongadas y generosas no necesariamente mejoran la igualdad de hombres y mujeres en el mercado laboral, ya que se corre el riesgo de que su vuelta más tardía al trabajo remunerado comprometa su progreso profesional a largo plazo, perpetuando la brecha de género existente. Segundo, una línea prometedora parece ser las bajas parentales reservadas a padres, en tanto en cuanto les puede incentivar a salir un tiempo de su trabajo, sobre todo si se trata de una posibilidad sin alternativa. Al respecto, la evidencia muestra que un factor clave es que esté bien remunerado, para favorecer una distribución más igualitaria del tiempo remunerado y no remunerado en la pareja, atendiendo a criterios objetivos de ventaja comparativa. No obstante, parece claro que se necesita más evidencia para comprender mejor el impacto de cada política familiar y de la extensión de las bajas paternales en la igualdad de género en el empleo.

La evidencia referida al empleo juvenil (ODS 8) apunta al importante rol que la familia puede desempeñar, en términos de seguridad económica, por ejemplo. En este particular, el estudio primero recalca la escasa evidencia científica respecto al papel de la familia como factor explicativo de la integración juvenil en el mercado de trabajo, una vez ha concluido su periodo formativo. Seguidamente, se menciona un aspecto fundamental como la posibilidad de que se transmitan a las siguientes generaciones la posibilidad de tener dificultades de integración en el mundo profesional. En este sentido, la Agenda 2030, por su transversalidad, representa una magnífica oportunidad de incluir de forma integral a la juventud dentro de las políticas de familia, haciéndoles partícipes de las estrategias sostenibles e integrales de desarrollo.

Finalmente, la posible existencia de violencia intrafamiliar (ODS 16) es un importante condicionante de un correcto desarrollo personal y social para sus diferentes miembros. Por supuesto, el nivel de riesgo de las distintas familias puede variar con factores vinculados a otras metas de la Agenda 2030. Por ejemplo, en presencia de estrés y/o abuso de alcohol y drogas (tratados en el ODS 3) el riesgo de situaciones violentas es mayor, lo que nos permitiría identificar una de las posibles vías de mejora para reducir la incidencia de este problema social. Los autores identifican una serie de propuestas respecto a esta dimensión de los ODS. En primer lugar, se debe hace mayor hincapié en solucionar los precursores de la violencia -tanto si son facilitadores como determinantes-. Segundo, incluso en los países desarrollados necesitamos mejores fuentes estadísticas y programas de prevención que nos permitan realizar un seguimiento de calidad en el corto plazo y, también, de los efectos a largo plazo sobre las víctimas. Tercero, se deben incrementar la inversión en programas y políticas que contribuyan a la reducción de las diferentes formas de victimización, una vez se han identificado factores de riesgo. Por último, los autores dejan constancia de la escasez de programas evaluados de forma adecuada.

Para concluir con la entrada, en el Cuadro 4 mostramos otro aspecto que ya hemos anticipado en el texto anterior. O sea, los distintos ODS no son independientes entre sí y, por tanto, podemos encontrar complementariedades y/o conflictos entre ellos. En concreto, en este cuadro se incluyen áreas sombreadas que, de acuerdo con Richardson et al. (2018), indican la existencia de evidencia empírica que valida la existencia de complementariedades entre los distintos objetivos. Por ejemplo: la reducción de la pobreza facilita el acceso a la sanidad y, con ello, la obtención de mejores registros sanitarios para el territorio.

»Los distintos ODS no son independientes entre sí y, por tanto, podemos encontrar complementariedades y/o conflictos entre ellos. Por ejemplo: la reducción de la pobreza facilita el acceso a la sanidad y, con ello, la obtención de mejores registros sanitarios para el territorio»

En resumen, a la luz de estos mensajes, parece claro que los legisladores y profesionales del área deben ser conscientes de la necesidad de disponer de más estudios sobre la familia y su rol para facilitar el desarrollo personal y social de todos sus miembros y, por qué no, del conjunto de la sociedad a la que pertenecen.

Referencias

  • Plaza-Iniesta, R., & Sánchez-Fuentes, A. J. (2020). ¿Existen sinergias entre la política fiscal y la Agenda 2030? Un análisis para la Unión Europea con datos macro. Información Comercial Española, ICE: Revista de economía, (917), 219-235.

Link: http://www.revistasice.com/index.php/ICE/article/view/7139

  • Richardson, D., Dugarova, E., Higgins, D., Hirao, K., Karamperidou, D., Mokomane, Z., and Robila, M. (2020) “Families, Family Policy and the Sustainable Development Goals”, UNICEF Office of Research – Innocenti, Florence.

Link: https://www.unicef-irc.org/publications/1092-families-family-policy-and-the-sustainable-development-goals.html

  • UNICEF (2018), “Conclusiones principales sobre las familias, las políticas familiares y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Informe de síntesis”, Office of Research – Innocenti, Florence.

Link: http://www.familyperspective.org/safs/SynthesisReportSP.pdf

Tablas y figuras

Cuadro 1: Objetivos Desarrollo Sostenible, y selección -marcadas en verde- de aquellos con una fuerte conexión con el ámbito familiar*
Fuente: Organización de Naciones Unidas

(*) De acuerdo con el criterio usado en Richardson et al. (2020) y UNICEF (2018)

Cuadro 2: Fortalezas y debilidades respecto a la consecución de los objetivos ODS. España vs. Grupo de países
Fuente: Plaza-Iniesta y Sánchez-Fuentes (2020), Tabla 3

(*) De acuerdo con el criterio usado en Richardson et al. (2020) y UNICEF (2018)

Cuadro 3: Número de referencias bibliográficas en ScienceDirect sobre Agenda 2030, según término de búsqueda
Fuente: ScienceDirect (17/06/2021).
Cuadro 4: Conexiones entre ODS en políticas y programas centrados en la familia
Fuente: ScienceDirect (17/06/2021).

Nota: Las áreas sombreadas indican la existencia de evidencia empírica a favor de la complementariedad de los distintos ODS

[1] Informe del Secretario General de la ONU, 2010, A/66/62–E/2011/4.
[2] Los autores se basan en el deseo de centrarse en las familias con hijos o menores dependientes, en los que los esfuerzos de políticas públicas y el impacto social privado están más delimitados a nivel nacional. Esto no significa que el papel de las familias no alcance otras áreas de objetivos, pero sí que en algunas de ellas los objetivos pueden no estar tan determinados por las políticas sociales de nivel nacional y local y por los programas en los que la familia es la principal beneficiaria o destinataria.
[3] Se incluye la búsqueda en inglés –en el caso de las orientadas a políticas de familia- por el mayor número de revistas que editan los manuscritos en este idioma.
[4] Sólo se incluyeron los estudios que satisfacían tres requisitos: (i) Coherencia conceptual, (ii) Validez metodológica, (iii) Validez científica.

Antonio Jesús Sánchez Fuentes 

Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI-UCM) & GEN-Uvigo
Director del Grupo de Investigación “Políticas de Familia de la U. Complutense de Madrid.

Difusión gracias a la colaboración de: