Cómo sobrellevar el aislamiento #quédateencasa.

Derivado de la situación actual que estamos viviendo, es posible que estés sintiendo malestar después de estar varios días sin salir de casa.

Mantenerse durante largos periodos dentro de un mismo lugar, puede generar diversos síntomas molestos, o acentuar otros que ya tuviéramos (p.ej. ansiedad).

Afortunadamente, existen ciertas estrategias psicológicas que pueden ayudarnos a sobrellevar mejor la situación, y por lo tanto a sentirnos mejor:

  • Miedo:

Antes de hablar sobre cómo sobrellevarlo, es importante hacer hincapié en que hay que respetarlo y conectar con él. En nuestro “discurso interno”, debemos de permitirnos estar asustados y buscar con quien hablar de ello.

La situación que estamos viviendo, es amenazante. Por lo que es lógico que nuestro sistema de alarma se haya disparado.

Recordarnos todas las personas que nos están cuidando (médicos, virólogos, enfermeros, personal de limpieza, de transporte, farmacéuticos, personal de supermercados…), puede ayudarnos a aumentar la conciencia de sentirnos protegidos.

Recuerda que No estamos solos en ésto. Hay mucha gente trabajando mucho para que salgamos adelante.

Como decía, el miedo es una respuesta natural del ser humano. Sin embargo, nos tenemos que proteger de las situaciones que nos generan más miedo de manera “gratuita”.  Por ello es importante evitar estar sobre-expuestos a información. La sobreinformación puede generar o aumentar nuestra ansiedad. Para evitarlo, podemos elegir un momento del día en el que ver el telediario, o informarnos a través de las redes sociales, y evitarlo el resto del día. Para ello podemos buscar actividades que no estén relacionadas con el tema, y que nos hagan sentir bien: yoga, ejercicio, escuchar música…

  • Falta de control:

Es importante para el ser humano percibir que controla lo que le ocurre. Poder prever lo que nos va a ocurrir, nos permite planificarnos, y gestionar nuestro tiempo y lo que hacemos con él. Con esta situación, la sensación de descontrol puede aparecer de manera abrupta.

También lo es continuar ejerciendo un control en las áreas de nuestra vida que aún sí son proclives a ello llevando a cabo rutinas: Haciéndonos un horario, en el que anotemos las actividades que hemos decidido hacer. Muchas de ellas, serán las “habituales”: aseo, comidas, trabajo (quienes puedan), estudio…

Por eso, debemos añadir a cada día una actividad diferente al día anterior. Hasta ahora, nuestros días siempre han sido diferentes los unos de los otros. Bien por las personas con las que hemos estado, o por las actividades que hemos realizado. Es por ello, por lo que debemos de intentar reproducir esas diferencias, con las actividades que podemos hacer en casa: un día dedicar un tiempo a cocinar, otro a leer, a hacer manualidades…

Es también un buen momento para hacer algunas cosas que antes nos costaba más por falta de tiempo: organizar armarios, seleccionar y ordenar fotos, alguna tarea pendiente, un cuadro, pintar…

Es sobre todo importante en esta rutina, mantener los hábitos que teníamos hasta ahora: ponernos el despertador, vestirnos, maquillarnos…

Por último, intentar mantener los hábitos que teníamos hasta ahora relacionados con el sueño o la alimentación. No tener la obligación de madrugar, no puede ser excusa para acostarnos de madrugada. Tampoco para estar asaltando la nevera a cada rato. Aunque es cierto que ciertos alimentos ayudan a rebajar la ansiedad, el consumo debe de ser mesurado, tanto en cantidad como en calidad.

  • Enclaustramiento / Ocio:

El ser humano, es por definición un ser social. En España, y especialmente en las últimas generaciones, el tiempo con otros, realizando actividades, se ha convertido en un tiempo de cantidad y también de calidad.

Los sentidos (el gusto, el oído, el tacto…) nos permiten relacionarnos con el mundo que nos rodea, y experimentar sensaciones maravillosas: estar en un concierto, comer nuestra comida favorita, una cata de vinos…Por éso, hemos de intentar mantener momentos de ocio e intentar también reproducirlos en la medida de lo posible.

Dedicar un día a hacer un plato que nos guste mucho (Recordar lo importante de la organización. No es igual que lo haya planificado, a que de repente se me ocurra. Con la primera manera, tendré mayor sensación de control sobre mí y lo que hago). Ver una película que se haya decidido con anterioridad. Por ejemplo, a la hora de planificar el fin de semana.

Aquí juega un papel muy importante la familia. Muchos de nosotros vamos a pasar un largo periodo con nuestros padres, pareja, hijos…Posiblemente más tiempo continuado que nunca antes. Sin duda, es una oportunidad para hacer, o volver a hacer actividades que por los ritmos de nuestras vidas, habíamos dejado de lado: juegos de mesa, películas, manualidades… Se ven por las redes vídeos de cómo la creatividad del ser humano no tiene límites: Vecinos jugando al “veo veo”, al bingo… Todos esos juegos, tan sencillos pero tan universales, pueden reconectarnos a sentimientos positivos, y a experiencias que cuando todo haya pasado, podemos decidir mantener.

  • La Incertidumbre:

Y es el último punto, porque evidentemente, yo tampoco sé qué va a pasar. Y reconozco que si se conecta mucho con esta idea, el malestar puede aumentar. Por ello, aunque seamos conscientes de que ninguno de nosotros podemos prever qué es lo que va a ocurrir en las próximas semanas, pensar que esta situación va a ser temporal, nos ayudará a sentirnos mejor.

También saber que cada uno de nosotros es pieza clave para que esta situación sea lo más breve y menos dañina posible, es un factor importante. Por éso, es tan importante no salir de las casas, mantenernos alejados de las personas más vulnerables, -aunque sea de lo que más nos cueste- cuidar nuestra salud como ficha de dominó de la que depende el resto de la población.

Somos parte indispensable de la solución.

No sé qué pasará de aquí en unas semanas o meses, pero sé que el ser humano tiene la maravillosa capacidad de resurgir resiliente de las situaciones más duras.

Como diría Viktor Frankl “Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”

Amanda Lanchas – Psicóloga AFA