Características del acoso escolar
Mitos y realidades
Los centros educativos son escenarios fundamentales para el desarrollo psicológico, emocional y social de niños, niñas y adolescentes. De hecho, además del contexto familiar, es precisamente la escuela el lugar donde transcurren la mayor parte de su tiempo aprendiendo e interactuando con otros iguales y
profesorado.
Como en todo contexto de interacción social, es normal y habitual que surjan desavenencias y problemas a afrontar, tanto entre compañeros y compañeras como entre alumnado y profesorado. Los conflictos que surgen a diario a nivel de aula, patio y colegio, se resuelven de modo consensuado, ágil y positivamente en la mayor parte de ocasiones, activando los recursos docentes e institucionales, así como los propios de la resolución de conflictos entre compañeros/as de clase.
Sin embargo, existen conflictos cuya resolución requiere de una intervención especial por su propia naturaleza y las características de la situación y
los/as protagonistas, como son los casos de acoso escolar o bullying.
Una situación de acoso escolar supone un hecho de maltrato entre iguales. Uno de los principales investigadores sobre el bullying fue Dan Olweus, que hace tres décadas, en los años 80, definió por vez primera el acoso escolar como una «conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un/a alumno/a contra otro/a, al que elige como víctima de repetidos ataques.»
Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios.” Esta acción de persecución instala una relación de dominio-sumisión que esclaviza la vida emocional, social y académica de la persona victimizada.
Cuando hablamos de acoso escolar, por tanto, nos estamos refiriendo a casos que implican estas características: