El confinamiento nos ha llevado a tener que aprender a gestionar el tiempo libre, la vida social y el aburrimiento de una manera nueva. Se ha puesto de manifiesto la dureza de tener que lidiar con los hijos e hijas a tiempo y a destiempo, ya que el colegio, sus amigos, el parque, las actividades extraescolares y los abuelos no estaban disponibles.

Esto ha llevado a un aumento significativo del consumo de alcohol, tabaco, atracones de comida basura, discusiones familiares, enganches en las redes sociales, experimentos en las aplicaciones móviles, hasta dispararse los gastos en juegos y compras on-line y todo porque los hemos usado como calmantes para compensar las emociones, sensaciones y situaciones frustrantes. En algunas casas, al no saber cómo gestionar estas situaciones, se ha abierto una puerta al “sálvese quien pueda». Los mismos padres y madres han desarrollado conductas adictivas a “sus asuntos” (trabajo, rutinas en el ordenador, reuniones virtuales…) llegando a un velado aislamiento familiar, como modo de protegerse, para compensar las dificultades en la gestión de las emociones desagradables (miedo, rabia, tristeza…).

La comunicación profunda, el equilibrar los límites y afectos o el tomar iniciativas creativas para convivir en familia no es la habitualmente la opción más fácil, rápida, ni la primera como posible solución al estrés. No está siendo nada fácil, la verdad. Lo reconocemos, y nos merecemos un descanso, un consuelo, un respiro… ¿Y qué manera de gratificarnos es la más eficaz? Dejar a nuestros hijos entretenidos con el móvil, la tablet, la psa…ni se les oye…Este es el gran peligro, gestionar la frustración, potenciando las adicciones.

Pero, ¿qué es una adicción tecnológica? ¿cómo saber que se está enganchado? ¿por qué unos se quedan atrapados en ellas y otros salen?

Hay que diferenciar entre la afición, el abuso y dependencia. Las tecnologías son divertidas y útiles. Nos ayudan a estar conectados entre nosotros, innovando y creando alternativas de ocio saludable, pero llegar a la adicción, es depender, perder el control, no interesarse por otras cosas y los síntomas más significativos son: “volverse agresivo, aislarse y estar todo el día pegado al móvil, Tablet…”

La información disponible sobre adicciones tecnológicas nos explica cómo nuestro cerebro va segregando cortisol y adrenalina en la llamada vía de recompensa digital junto con la dopamina y endorfinas al ir superando los retos que los juegos nos ofrecen. Esto sumando a la socialización de compartir en grupo de iguales, como ocurre en muchos videojuegos, incluido el juego on-line, ha disparado el consumo de muchos jóvenes, y no tan jóvenes, al no encontrar otras alternativas de ocio más a mano tan estimulantes.

Hay personas más tendentes a quedarse atrapadas en estas conductas por falta de autoestima, bajas habilidades sociales, sufrimientos personales, problemas de comunicación profunda y pobres vínculos familiares. Son los que acaban destrozando sus vidas y las de los que les rodean porque “no pueden parar”. El tratamiento consistirá en un cambio de hábitos de vida en los que la expresión de sentimientos, las actividades de movimiento físico y la socialización sean las claves para sentirse útil y capaz de autogestionar su vida y futuro, algo que tampoco es tan sencillo, si no se cuenta con una buena ayuda y red de apoyo, en estos tiempos que amenazan crisis global.

Ofrecemos unos breves tips de ayuda personal:

1.- Fórmate en estos temas y por los cauces oportunos. Tu criterio, el de tu marido, el de tus amigos u otros padres y madres puede ser muy interesante, pero si se basa en estudios objetivos y fiables, de lo que es más o menos conveniente, a la hora de manejar las tecnologías (tipo de juegos, edades para jugar, tiempo que se dedica…). No te dejes engañar. En nuestra aula virtual encontrarás un curso básico al respecto y muchos enlaces donde conocer las pautas para ayudar a tus hijos e hijas.

2.- Dedica un tiempo pautado previamente al día para jugar con las tecnologías. Variará en función de tu edad, tu personalidad, estado de ánimo y responsabilidad personal, como padre o madre, hija e hijo…y no te saltes los límites que has acordado antes de empezar.

3.- Dialoga en familia y conoce qué tipo de aplicaciones tecnológicas manejamos cada uno en casa. No todas son igual de adictivas, ni constructivas.

4.- Motívate a realizar actividades alternativas de ocio en familia. Sabemos que los hijos no obedecen, imitan…Ej. Manualidades para todos, ver películas y series juntos que os den de que hablar, tocar instrumentos musicales y cantar juntos, un rato de actividad física en grupo, talleres para reconocer emociones y expresarlas en familia, viajes virtuales, preparar fiestas con música y comidas sobre diversas temáticas o gastronomía del mundo…

5.- Pide ayuda antes de que se te vaya de las manos. En nuestra web hay un teléfono e email de referencia en el que poder hacer consultas: 914461011 ext 1. unifam@accionfamiliar.org. Estaremos encantadas de poder orientarte.

Ánimo y gracias por confiar en Acción Familiar

Carmen Bustillo- Psicóloga AFA