Abrázame fuerte

¿Te importo? ¿Puedo contar contigo? ¿Me valoras, me aceptas? ¿Confías en mí?  Poderosas y comprometidas preguntas. El tipo de apego recibido en la infancia, condicionará sus respuestas, especialmente en las relaciones amorosas adultas.

Un buen manejo de la comunicación y resolución de conflictos, puede poner fin a una pelea, pero mantener latente el verdadero problema: el miedo a ser abandonado cuando más necesito afianzar el vínculo contigo. Las dificultades reales surgen porque se ha perdido la conexión emocional.

Sue Johnson, en su libro Abrázame fuerte: Siete conversaciones para lograr un amor de por vida, lo explica empleando muchos ejemplos, test y casos prácticos para realizar en pareja. Presentamos, a continuación, un resumen que esperamos resulte de utilidad.

¿Qué es la conexión emocional?

Desde el modelo de Terapia Focalizada en las Emociones (TFE), se postula que la clave de relaciones amorosas satisfactorias es haber tenido un apego seguro en la infancia, en el que los cuidadores principales conocían y respondían adecuadamente a nuestras necesidades básicas de supervivencia, siendo las afectivas, unas de las más importantes. Esto es la conexión emocional, lo que se llama “estar emocionalmente presente”. Si falla, como pone de ejemplo la autora, se cuestiona la seguridad del lazo emocional y aumenta la ansiedad de separación. La cuerda floja por la que transita en equilibrio la relación amorosa, se tambalea y en vez de que el otro, se mantenga en el baile de la seguridad, se desestabiliza, generando un excesivo vaivén que puede provocar la caída de ambos. “Cuando sintonizamos, hacemos de contrapeso el uno al otro: estamos en equilibrio emocional”. Busco en ti la seguridad, y al no encontrarla, me asusto, me distancio y desconecto afectivamente.

Momentos clave de este apego y desapego

“Si confiamos en nuestra pareja y nos sentimos unidos a ella, esos momentos serán sólo soplos de aire frío en un día de verano, pero ante un vínculo inestable se desencadena una espiral de inseguridad que congela la relación” explica Sue Johnson, “cuando de repente nos sentimos vulnerables o percibimos un vuelco negativo en nuestra sensación de pertenencia a la persona amada. En esos casos, sentimos que la relación corre un grave peligro. Las amenazas pueden proceder del mundo exterior o del universo interno. Pueden ser auténticas o imaginarias. Lo que cuenta es la propia percepción, no la realidad”.

La causa de la mayor parte de los problemas de pareja no son las discusiones, si no la falta de cariño hacia el otro. Ante la ausencia de conexión emocional, se instala lo que esta autora llama, el diálogo maldito.

Fomentar un tipo especial de reacción emocional es esencial para un amor duradero.

EL MODELO ARC

Se basa en generar estas tres condiciones en la relación:

  • Accesibilidad: ¿Puedo acercarme a ti? Mantener el vínculo a pesar de la inseguridad. Pararse a reflexionar sobre lo que se mueve dentro de uno mismo, antes de explotar en un diálogo, de escalada agresiva sin salida.
  • Reactividad efectiva: ¿Puedo confiar en que sabrás reaccionar con afecto? Confiar en que puedo expresar las emociones y que el otro sintonizará con ellas, sin sentirse atacado, acogiéndome con afecto y gestionándose el miedo que esas palabras le puedan suponer.
  • Compromiso: ¿Sé que me valoras y que estarás a mi lado? Poder contar con el otro conectado emocionalmente cuando le necesito.

Las siete conversaciones

La autora llama así a este proceso donde “Las primeras cuatro describen cómo romper las dinámicas negativas que provocan desconexión entre los miembros de la pareja, y cómo sintonizar con el otro. Las dos siguientes explican cómo mejorar la calidad del lazo afectivo mediante el perdón y la intimidad sexual. La última enseña a cuidar de la relación a diario”.

  • En la primera conversación, reconocer los «diálogos malditos» propone “animar a las parejas a identificar qué dinámicas perjudican su relación, en qué momento exacto quedan atrapados en ellas y cómo los movimientos de cada cual retroalimentan el enfrentamiento. Se les pide que exploren sus propios comentarios destructivos y averigüen qué tratan de decir en realidad”.
  • El segundo diálogo sirve para «localizar sus puntos flacos», “comprender qué motiva tanto sus propias reacciones como las de su pareja y aceptar que todo el drama gira en torno a la seguridad de su vínculo afectivo. Así, empiezan a ver más allá de las reacciones inmediatas, como la ira o la frialdad. Se explora en las profundidades de su mundo emocional en busca de los sentimientos menos virulentos, relacionados con necesidades y miedos de apego”.
  • En el tercer diálogo, «regreso a un momento crítico», “la pareja reproduce algún episodio en que la dinámica «ataque-evasión» se apoderó de la relación, pero reparando en los movimientos que hizo cada cual y las emociones que sintieron. Así vuelven conscientes de la inercia de su ritual”. (…) El propósito de estos tres primeros diálogos es recorrer a la inversa la escalada de tensión y preparar a la pareja para los siguientes, que forjan y fortalecen el vínculo”
  • El cuarto diálogo, «abrázame fuerte: compromiso y encuentro»es el que de verdad transforma la relación, al impulsar a los miembros a ser más accesibles, más reactivos a las emociones del otro y a desarrollar un compromiso profundo”.Describe el proceso en pasos en los que se intentará detener la escala de enfrentamiento, reconocer las propias reacciones y después las del otro, explorar cómo se influye en los sentimientos de la pareja, preguntarle por sus emociones, expresar las propias, de manera profunda y suave para no dañar y buscar lo que nos une más que lo que nos separa.Las tres últimas conversaciones, «perdonar las ofensas», «el vínculo a través del sexo y el contacto» y «mantener vivo el amor» favorecen la conexión afectiva creada en este diálogo.
  • En la quinta «Perdonar las ofensas» se proponen estos consejos:
  1. La persona dañada debe expresar el dolor de la forma más franca y sencilla posible, algo que no siempre es fácil.
  2. El autor de la herida está presente en el plano emocional y reconoce el sufrimiento del otro, así como su propio papel en él.
  3. Las personas empiezan a renunciar al juramento «nunca más».
  4. El autor de la herida se hace responsable del dolor causado y manifiesta remordimientos
  5. Ahora puede tener lugar una conversación «abrázame fuerte», centrada en la herida de apego.
  6. La pareja construye ahora un nuevo relato que incluye el episodio doloroso, qué sucedió, cómo minó la confianza de la pareja y cómo desencadenó los «diálogos malditos»”.
  • En la conversación seis, «Crear un vínculo a través del sexo y el contacto», se explica cómo el vínculo seguro y la sexualidad van unidos. Detalla, desde distintos enfoques, el valor de sexo y los tipos: sexo precinto, consuelo y sincrónico.
  • En el último diálogo, el siete, «Mantener vivo el amor» matiza cómo es necesario trabajar en ello de manera continua.

Finaliza con un apartado sobre los traumas vividos y cómo a través del otro se puede llegar a “La superación de los traumas vividos dentro y fuera de la relación, por el poder del amor” proponiendo como premisa que “El único modo de superar las heridas de apego es afrontarlas y tratar de sanarlas junto al ser amado

Te animamos, a leer el libro y ponerlo en práctica. Merece la pena. Los reencuentros veraniegos pueden dar para mucho. No te quedes a medias, puedes ser mucho más feliz.

Fuente: Johnson, Sue (2009): Abrázame fuerte. Siete conversaciones para un amor duradero.

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