Mi niño está sufriendo acoso en el colegio. ¿Qué puedo hacer?
Desde la familia se asientan las bases esenciales del desarrollo de los/as hijos/as, la transmisión de valores, la concienciación social y las bases educativas para que nuestros/as niños y niñas sean adultos/as responsables. En el seno familiar aprendemos sobre derechos y deberes, sobre comportamiento socialmente aceptable y sobre respeto a la diversidad.
Por ello, cubrir las necesidades emocionales y psicológicas de los niños, niñas y adolescentes, en combinación con el establecimiento de normas razonadas, les ayudará a ir integrando un modo de estar en el mundo con responsabilidad conciencia empática, mayor tolerancia a la frustración y control de impulsos. Es necesario inculcarles desde la niñez la importancia del compañerismo, la solidaridad, el apoyo, la ayuda, y la defensa asertiva de sus derechos.
También es importante que nos preocupemos por conocer a los amigos y amigas de nuestros hijos e hijas para evitar que se integren en pandillas identificadas con la violencia. En este sentido, las familias somos también responsables de acercar a los hijos e hijas hacia modelos sociales positivos y solidarios, ofreciendo contextos de ocio saludables y constructivos donde se creen ambientes que prioricen los valores democráticos y de la equidad.
Padres y madres se encuentran, además, en una posición privilegiada desde la que estar atentos a cualquier señal que nos alerte de una posible victimización, como por ejemplo: falta de concentración y energía, pérdida de interés en los estudios e incluso en las actividades que le gustan, somatizaciones, o rechazo a ir a la escuela. Ante estas señales es recomendable intentar mantener la calma y preguntar y escuchar de forma activa al menor de edad sin emitir juicios para evitar que se sienta incomprendido, dando credibilidad a lo que nos cuenta, disipando cualquier resquicio de culpa que pueda tener; dar apoyo y acompañamiento en todo momento y asegurarnos de que estamos entendiendo lo que nos quiere comunicar para buscar soluciones a todos los niveles.
Los niños y niñas han de comprender lo importante que es que informen de una acción de acoso o maltrato, y que sepan dónde dirigirse en búsqueda de ayuda en el centro escolar, un aspecto que se puede resaltar desde las familias. Padres y madres hemos de preguntar y conocer qué programas existen en el centro con respecto a la prevención en caso de acoso escolar y cuál es su política de actuación.
Asimismo, debemos colaborar estrechamente con el centro en caso de que nuestro hijo o hija esté involucrado en alguna acción de acoso escolar, independientemente del rol que esté jugando en el mismo. Ante la sospecha de una situación de acoso, intervenir rápidamente es vital. La buena comunicación entre la familia y la escuela es parte esencial del proceso de comprensión y solución de lo que esté pasando. Se deberá poner en conocimiento de la escuela la situación detectada en casa para que desde ambos contextos se ayude a clarificar la situación y se activen, en caso necesario, los protocolos acordes al caso. Es imprescindible mantener la seguridad del niño/a al tiempo que nos informamos de los recursos y servicios disponibles en el centro escolar y las actuaciones concretas a llevar a cabo.