Excursión Safari Madrid

Junio 2025

El día más largo.
Dicen que el día 21 de junio es el día más largo del año y vaya si lo fue… tempranito cuando el sol ya despuntaba sobre el cielo azul de ese sábado, un número de  20 chicos y chicas de las residencias infantiles de Vallehermoso y Villapaz, junto a 6 voluntarios de la organización Acción Familiar, nos encaminamos a vivir una jornada especial: la celebración del fin de curso.

Empezamos en coche en El Safari Madrid, en Aldea del Fresno, donde nos recibieron majestuosos animales en semilibertad que aceptaban nuestros obsequios en forma de comida y la agradecían acercándose a nuestros vehículos: «¡Mira eso!» «¡Qué grande es!» decían los chicos al ver los bisontes, los antílopes, los avestruces, las cebras, los dromedarios… y con mención especial a los elefantes e hipopótamos. Qué decir de sus reacciones al ver tigres, leones y rinocerontes… hacían preguntas sin parar, con esa urgencia sincera de querer saberlo todo, que les caracteriza tanto.

Luego ya fuera de los coches les fascinaron los cocodrilos, las enormes serpientes y otros reptiles, así como la magnífica exhibición de vuelo de aves rapaces, que fue muy aplaudida. A continuación, en el «rincón salvaje», imitaron el sonido de los pumas, de los lobos y de las panteras, interrogando a los guías que daban las explicaciones.

La mañana había sido intensa como una maratón y había que reponer fuerzas, por lo que en una mesa dispuesta como para una boda, comimos todos juntos en el restaurante del parque, compartiendo entre risas las experiencias vividas entre semejante fauna.

Una vez repuestos, volvimos a los coches a disfrutar de la segunda parte de la aventura: la piscina. El calor pedía a gritos un chapuzón y lanzarse al agua entre gritos y carcajadas, así que nos dirigimos al bonito pueblo de Colmenar del Arroyo, más concretamente a su piscina municipal, donde nos trataron y acogieron con toda cordialidad, y pasamos la tarde entre juegos a remojo y tumbados en el césped a ratos.

Cuando el sol comenzó a esconderse, recogimos, nos cambiamos y volvimos a los coches, la jornada tocaba a su fin. Los chicos llegaron a las residencias agotados, algunos dormidos, algo coloraditos por el sol pero todos con una sonrisa que sabemos que no se borrará fácilmente. No sólo fue un día de diversión, fue un recuerdo compartido, y un regalo de despedida al curso que termina. Ahora les espera algo aún más especial, los largos y ociosos días del verano donde no habrá deberes ni horarios, sólo tiempo para jugar, imaginar y ser niños, después de tantas paginas leídas, tantos problemas resueltos  y nervios por los  exámenes, se lo han ganado.

Humberto, voluntario de Acción Familiar

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