Recomendaciones básicas para fomentar un estilo de vida saludable en familia

La comida como espacio de comunicación

1. Comer en familia es mucho más que alimentarse, pues supone un momento único para compartir un espacio privilegiado para la comunicación. Es fundamental que los padres y las madres aprovechen estos momentos con sus hijos/as para disfrutar juntos en un ambiente cálido que sirva para configurar lazos afectivos más fuertes, disfrutar juntos de la comida, ser modelo de hábitos saludables e incluso detectar el inicio de posibles problemas relacionados con la alimentación de los hijos e hijas adolescentes.

2. Durante la comida familiar, tenemos que evitar simultanear con otras actividades como leer o consultar el móvil, pues ello dificultará la comunicación. Lo más saludable será establecer la costumbre de mantener una conversación con atención y escucha plenas hacia las personas de nuestra familia. Lo ideal es que sea un momento distendido y agradable y que se eviten los conflictos.

3. Aprovechar la comida familiar para comunicarnos y escucharnos significa sentirnos libres y valorados para poder expresar nuestras propias emociones y sentimientos, al tiempo que también concedemos a los demás la confianza y oportunidad de que nos compartan lo que sienten y piensan, procurando que la otra persona se sienta comprendida, fomentando su participación y compromiso, contribuyendo a su tranquilidad y expresando a los hijos e hijas nuestro interés por sus cosas.

Hábitos saludables de alimentación

 4. La dieta equilibrada incluirá frutas y verduras, cereales, lácteos y algunas proteínas de origen animal, se ajustará a la edad de cada miembro de la familia y seguirá las pautas recomendadas en la pirámide alimentaria y en el plato para comer saludable de Harvard.

5. La Organización Mundial de la Salud nos ofrece unas pautas de la proporción de macronutrientes que recomienda para niños, niñas adolescentes y adultos, pues aprender y enseñar a comer a los hijos e hijas es una de las funciones básicas de la familia, adaptando el consumo de calorías de la dieta a lo largo de los momentos de ingesta que realizamos a lo largo del día.

6. Un reto muy importante al que se enfrentan hoy en día las familias y las escuelas es ofrecer opciones saludables a los niños y niñas sin sacrificar el sabor y el atractivo de los alimentos. Sin embargo, es prioritario favorecer el acceso a un estilo de vida saludable, activo y menos sedentario, y evitar el exceso de azúcares y alimentos ultraprocesados, que se han relacionado en numerosos estudios con el aumento de la probabilidad de ciertas enfermedades.

7. Además, es fundamental que los adultos hagamos una supervisión y guía de los/las menores en su uso de redes sociales, pues en ocasiones influyen en la percepción de la imagen corporal que vamos desarrollando en la infancia y adolescencia, con repercusiones importantes en el estilo de alimentación e incluso con su relación en el desarrollo de potenciales trastornos de la conducta alimentaria.

8. En los trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia o la anorexia, la ingesta de alimentos está inserta en un mal hábito que puede desencadenar en un deficiente balance energético que ponga en peligro tanto la salud de la persona como en ocasiones su propia vida. La familia es clave en este sentido, tanto para explicar el origen del problema como para ayudar en su detección y solución. Los mejores resultados en el tratamiento se obtienen cuando la familia colabora activamente.

Actividad física y deporte en familiar

9. La actividad físico-deportiva favorece no solamente nuestro bienestar físico (mejorando por ejemplo nuestras habilidades motrices o de coordinación), sino que también repercute favorablemente sobre el bienestar psicológico (fomentando nuestra confianza y autoestima) y bienestar social (mejora la forma en la que cooperamos con los demás o nos relacionamos para compartir objetivos comunes).

10. La motivación es un elemento clave para la actividad físicodeportiva, ya que es la energía o combustible que decidimos poner cuando practicamos un deporte. Es importante que esta motivación sea de alta calidad, y esto lo conseguimos cuando realizamos tareas por el placer o disfrute que nos reporta el solo hecho de estar inmersos/as en ellas, sin la necesidad de otros elementos externos (como premios o presiones externas) que decidan cómo y cuándo hacemos las cosas.

11. La familia supone un factor clave en el inicio y mantenimiento de las actividades físico-deportivas desde la primera infancia. El papel como modelos de comportamiento de padres y madres es fundamental y debe ser cuidado desde estilos participativos y democráticos que se interesen por las necesidades e inquietudes de los hijos/as y les guíen en su práctica. Se recomienda iniciar cuando antes rutinas y planificaciones que incluyan hábitos saludables relacionados con la práctica deportiva en familia para que los menores perciban dichos comportamientos adecuadamente integrados en la vida familiar.

12. Los padres y madres “formadores/as o guías” serían el perfil recomendado como modelo de comportamiento ideal a seguir porque creen que la actividad físicodeportiva de sus hijos/as es un medio para su desarrollo armónico, con un valor educativo importante. Estas familias acompañan a sus hijos/as en su camino deportivo favoreciendo un buen ambiente en el grupo de padres y madres y en los equipos con los que se relacionan, respetando las decisiones del entrenador/a y resaltando siempre los aspectos positivos en vez de los negativos.

Con el fin de completar esta lista de recomendaciones, os invitamos a consultar las páginas web siguietnes:

FAMILIAS SALUDABLES Educar a través de la alimentación y actividad física

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