Llegan los primeros días de Enero y con ellos los protagonistas indudables de estas fechas familiares y de esta entrada: los regalos.

Hay regalos para todos los gustos: de Papá Noel, del Niño Jesús, de los Reyes Magos… La cosa es que llega mediados de enero y algunas casas parecen un almacén de Toys’R’us.

No voy a entrar a hablar sobre la fuerza que impulsa a cubrir con regalos a los niños. A veces responde a un deseo de contrarestar el poco tiempo que pasamos con ellos, querer que tengan todo lo que no tuvimos nosotros, o demostrarles cuánto los queremos. Cada uno tiene su motivo y estoy segura que nace desde el amor. Pero más allá, hoy quería prestar atención en «el papel de regalo» con el que envolvemos ciertas advertencias.

Papeles de regalo como “Papá Noel te está viendo y sabe lo que haces”, “Si no te portas bien, los reyes sólo te van a traer carbón”, o la pregunta dicotómica por excelencia “¿Cómo te has portado este año?”.

La primera parada para reflexionar, sería preguntarnos ¿para quiénes son estas amenazas? Porque, si tú le dices a un niño “si corres por la calle y no paras en el paso de cebra, te puede atropellar un coche”, sin duda estás pensando en el bienestar del niño. Pero cuando le dices “Los reyes magos saben todo lo que haces, y si te portas mal sólo te traerán carbón”, eres tú quien sales beneficiado con su buen comportamiento. Comportamiento, por cierto, muy contextual y de efectos muy limitados en el tiempo.

De nuevo, estamos usando su miedo para nuestro propio interés. Que ojo, entiendo que no es sencillo. No entro a juzgar por qué usas estas estrategias. Pero sí es responsable por mi parte decirte que no son adecuadas.

La siguiente parada, sería pararnos a pensar qué es lo que estamos consiguiendo. ¿Realmente los niños están interiorizando un valor o consiguiendo aprender algo nuevo? La realidad es que los niños se portarán como se porten. Quiero decir, lo máximo que vais a conseguir es que oculten lo que no quieren que sepáis.

¿Cuál es la verdadera enseñanza? Lo que le estamos diciendo es que el buen comportamiento, no es bueno en sí mismo si no hay una recompensa a cambio. Así como tampoco ellos son buenos en sí mismos si no hay un comportamiento que los avale. Son sus actos los que los convierten en quienes son y quienes dictaminan lo que merecen. Estamos condicionando el amor a la conducta.

Estas figuras (Papá Noel, los Reyes Magos…) representan una forma de recibir amor en forma de regalos de manera mágica. Una forma que además es caduca y que dentro de poco tiempo ya no tendrá cabida en su pensamiento. Por eso es tan importante que éstas representen el amor incondicional. Porque pasada su etapa evolutiva del pensamiento mágico, esas figuras retornarán a quienes siempre fueron: papá y mamá.

Por último, recordemos que hay familias que desgraciadamente tienen muy pocos o ningún regalo. Transmitirles que los niños que han sido buenos son los que han recibido regalos, fomenta cierto pensamiento que más adelante justifica que el que tiene más, es porque lo merece.

Amanda Lanchas – Psicóloga AFA