1. En 2022, 8.151 personas (89 menos que el año anterior) fueron víctimas de delitos de violencia doméstica, de las que el 60,7% son mujeres, en su mayoría de más de 45 años y nacionalidad española.
2. En la distribución de las personas denunciadas por violencia doméstica predomina la franja de edad de 25 a 45 años (2.700), seguidos por los aquellos de 45 a 64 años (1.430). Aquellos finalmente condenados presentan un perfil similar.
3. Los números indican que las relaciones paternofiliales son las que originan la mayor parte de los episodios violentos intrafamiliares tanto para los menores de edad como para los/as mayores de 45 años.
4. Si comparamos la distribución porcentual del par víctima/denunciado en violencia doméstica según grupos de edad se obtiene un patrón donde las víctimas predominantes son las que se sitúan en franjas de edad donde se presenta una mayor fragilidad (menores de edad y mayores de 60) mientras que los/as denunciados/as pertenecen a franjas más centrales dentro del ciclo vital (20 a 50 años), haciendo explícito el carácter intergeneracional de esta forma de violencia.
5. En 2022, se contabilizaron 32.644 víctimas de violencia de género en España (un 8,3% más que en 2015 y 2.503 más que el año anterior), un colectivo donde prevalecen las mujeres de 25 a 44 años que son (o han sido) pareja de hecho del denunciado. A su vez, en línea con lo que ocurrió en 2020, los últimos datos publicados para 2022 indican que se ha producido un descenso durante el último año para los menores de edad (-6,8%).
6. Respecto al número de víctimas mortales por año, se observa una tendencia reciente ligeramente decreciente pero que, sin embargo, se ha estancado en los últimos años. Además, los porcentajes de mujeres que habían denunciado previamente se mantienen en niveles bajos (por debajo del 30%) a pesar del gran volumen de recursos que se destinan a esta problemática, lo que nos hace encontrarnos de forma recurrente con episodios mortales que no se han podido identificar con anterioridad.
7. Con las cifras más recientes, a fecha de 16 de junio, cabría esperar que 2022 evolucione de acuerdo con los valores de años anteriores (alrededor de 50 víctimas a finales del año). En este sentido, rebajar esta previsión tanto como sea posible debe motivarnos para reforzar el seguimiento de potenciales casos que puedan derivar en la pérdida de vidas humanas.
8. El número de huérfanos también se mantiene en valores cercanos a 30, lo que indica el enorme impacto derivado que los episodios que este tipo de violencia tiene para toda la familia y, desde una perspectiva más amplia, para el conjunto de la sociedad.
9. En cuanto a los hombres denunciados, se observa que son los hombres de 35 a 44 años los que predominan en este colectivo (33,1% del total), alcanzándose el 60,7% si ampliamos la franja por abajo (hasta los 30) y por la parte superior (hasta los 49).
10. Si analizamos el peso relativo del par víctima/denunciado según grupos de edad, se observa perfiles de edad casi coincidentes. Por este motivo, se debe intensificar la concienciación social de las generaciones más jóvenes que mejoren las perspectivas de medio/largo plazo en esta área, poniendo de manifiesto el carácter intrageneracional de esta forma de violencia.
11. En resumen, si bien la sensibilización social respecto a estos problemas ha experimentado en los últimos años una gran mejora, las cifras oficiales nos muestran, por desgracia, que aún queda mucho por hacer. Especialmente, en situaciones donde tras cada cifra seguro vamos a encontrar víctimas (mujeres y menores en mayor proporción) conviviendo con entornos familiares deteriorados y muy poco saludables.